martes, 14 de julio de 2020

Reflexiones sobre el currículo (V)


Tras cinco entradas en este blog, en el cual intento reflexionar sobre el currículo actual y sobre ese nuevo, que propongo, por aquello de no criticar sin aportar, ( cosa que siempre me ha resultado fea),  vamos a meterle mano a algo más concreto, 

Algunas personas habrán llegado hasta esta entrada de una forma directa, es decir, sin tener conocimiento de las anteriores entradas desde la que se fundamenta la presente. Por si acaso es así, os las enlazo y os resultará fácil pasar de una a otra:







Como decía, es hora de meterme en faena y, al menos, intentar dar unas pinceladas sobre ese nuevo currículo que propongo, un currículo que no es la adaptación de uno obsoleto a unas ámbitos modernos. 

Históricamente, lo que se ha hecho con el currículo es engordarlo con nuevos contenidos, con más  criterios de evaluación, con los estándares de aprendizaje, con ... sí, y con las competencias, esas que hace un tiempo eran las "básicas" y que ahora son las "claves", las que antes eran ocho y ahora son siete, las que se ha tenido que redactar una nueva norma para "enseñar y mostrar" que el currículo está relacionado con las competencias :"Orden ECD/65/2015, de 21 de enero, por la que se describen las relaciones entre las competencias, los contenidos y los criterios de evaluación de la educación primaria, la educación secundaria obligatoria y el bachillerato".

Si me permitís, os voy a exponer lo que pienso que es el desarrollo del currículo hasta ahora.

"El currículo educativo nació siendo del tamaño de una pelota de ping-pong. Era chiquitito, manejable, iba a lo esencial,... Pero a alguien, un fatídico día, se le ocurrió llevar esa pelotita cuando fue de excursión a un monte muy muy muy alto. Cuando llegó a la cima, estaba tan contento que comenzó a jugar con esa pelota, se la pasaba de mano en mano, ahora en la izquierda, ahora en la derecha, de nuevo el cambio de mano, y así sucesivamente. No cambiaba de tamaño, seguía siendo manejable e iba a lo fundamental. 

De pronto, una majestuosa águila pasó por allí, llamando la atención de ese alguien en el momento que la pelota cambiaba de mano, y además, con el batir de las alas, la pelota cambió de dirección, con el resultado de que en lugar de llegar a la mano correspondiente, comenzó a deslizarse  ladera abajo, cada vez con más velocidad. 

Si se une la redondez de la pelota. con la nieve presente en esa ladera, (ah, que no os había dicho que había nieve, vale, pues,... queda dicho, había nieve, mucha nieve), ya os podéis imaginar que a cada vuelta de la pelota cien mil copos se juntaban.  Rodando, rodando, esa pelota llegó a crecer exponencialmente su tamaño, tanto que llegó a alcanzar y superar el tamaño del iceberg que hundió el Titanic, ese barco insumergible destinado a alcanzar la gloria.  Pues no, el iceberg hundió al Titanic y la pelotita de ping-pong, a estas alturas de la historia, ya se ha encargado de .....  (Lo has pensado tú, que conste que yo no lo he dicho)".

Así que, como dice Toni Solano, los docentes hemos dejado de creer en las leyes, en "esas" leyes que no se fundamentan en las personas sino en las materias e ideologías políticas.

No se trata de adaptar el actual currículo a las competencias. Se trata de crear un currículo desde se desarrollen las "x" competencias, las 7, las 8, las básicas, las claves, las europeas,..... las de tal o cual ley educativa, pero no a la inversa. Un currículo pensado en el desarrollo competencial del alumnado, de TODO el alumnado, y preferiblemente en centros "generalistas" donde se comprenda, desarrolle y favorezca la especificidad de cada persona, de cada alumno o alumna que asista a ese centro.



Volvamos a la pelota de ping-pong y centremonos en lo esencial.

No se trata de hacer un "currículo por competencias", sino establecer las competencias y darles forma curricular, que es a lo que estamos acostumbrados. En este país si no hablamos de currículo, no entendemos de qué va la cosa, teniendo en cuenta que la mayor parte de la gente usa la palabra "currículum" en lugar de currículo. Pero en fin, ese es otro tema.

Ya exponía con anterioridad que optaba por un diseño sin áreas, ni grados, ni cursos.  Y que hay una cosa esencial que debería ser el centro de cualquier reforma educativa: la formación permanente. 

Pues sí, la susodicha formación permanente, que no se ha considerado una materia o un área tradicionalmente, SÍ tiene DOS competencias asociadas, desde mi punto de vista, competencias que están tomadas desde nuestro actual diseño: la competencia de "aprender a aprender" y la de "sentido de la iniciativa y espíritu emprendedor", así como una de las ya desaparecidas "básicas", la de "autonomía e iniciativa personal". 

Es decir, todo ello, se conformaría como la base, el sustento, los cimientos de todo el resto del currículo que pudiéramos pensar en el desarrollo de las capacidades personales. Es, por tanto, por el lugar donde deberíamos comenzar a elaborar nuestro currículo. 

Si pensamos en el actual, pensamos en áreas, en conocimientos, en aprendizajes de contenidos, sin tener en cuenta que esos contenidos, esos conocimientos, en muchos apartados van a quedar desfasados durante la vida de la persona que está aprendiéndolos, y no solo durante la vida física,  sino también durante la vida estudiantil.  ¿Para qué me ha servido aprender y enseñar que los planetas son nueve, si ahora son ocho?  Y así con multitud de cosas.

Una vez aclarado cuál es el cimiento de nuestro devenir docente-discente, y ya que hemos comenzado por esa competencia, que vamos a reformular para que no esté en tres apartados distintos,  sino en un solo enunciado, será la que vamos a tomar como ejemplo de uno de los apartados de este nuevo currículo.

Una vez que definamos la competencia, en un enunciado que corresponda más o menos exactamente a lo que queremos decir, realizaremos la introducción de la misma, pasando a exponer los distintos apartados en los que nos vamos a fijar para ver el grado de consecución de dicha competencia. Esto es lo que vamos a denominar los criterios de evaluación, definidos, como se hace ahora, y que son los referentes de la misma, una evaluación formativa porque va a conllevar un feedback formativo, y una autoevaluación.

Me vais a permitir que le dé forma a una de estas competencias (más o menos inventada) integrando el lenguaje formal que se usa en una redacción normativa.

COMPETENCIA 1: Autonomía e iniciativa en el aprendizaje permanente. (AIAP)

1.- Definición.

La competencia de "Autonomía e iniciativa en el aprendizaje permanente" se define como el desarrollo de las capacidades de cualquier persona, tenga la edad que tenga teniendo en cuenta desde dónde se parte para que durante toda su vida mantenga y desarrolle su proceso de adaptación y adecuación a las situaciones ya vividas o a las nuevas que puedan llegar. Esta competencia va a desarrollar la imaginación sobre todo al pensar en la resolución de retos planteados, conseguir que se evalúen y autoevalúen las acciones y proyectos tanto individuales como colectivos manteniendo un espíritu crítico que lleve a realizar propuestas de mejora, en su caso, o a descartar acciones por su imposibilidad. Asimismo al desarrollo de la capacidad de búsqueda de alternativas y/o soluciones para afrontar problemas desconocidos. (Podría seguir, pero creo que ya sabéis por dónde voy)

2.- Los hitos a conseguir o los llamados criterios de evaluación.

Es cierto que siempre necesitamos una serie de indicadores para ver si estamos recorriendo bien el camino, nos hemos desviado o estamos dando un rodeo para llegar al mismo sitio que nos habíamos planteado. Si en las carreteras tenemos esas señales que nos van marcando cuál es la denominación y en qué punto kilométrico estamos,  en educación no podríamos pasar sin ellos. 

Voy a intentar describir algunos para que se comprenda mejor la idea que quiero transmitir.

2.1. Criterios de evaluación.

     Descriptores
         2.1.1. Busco y acepto consejos cuando los necesito.
         2.1.2. Tengo conciencia de mis capacidades de aprendizaje, teniendo en cuenta los factores externos  y personales que pueden modificarlas: motivación, atención, memorización, concentración, ...
         2.1.3. Cumplo con los compromisos y responsabilidades que asumo en mi propia formación y en la resolución de mis propios retos.
         2.1.4. Conozco y acepto mis propias capacidades.
         2.1.5. Confío en mis posibilidades para solventar los retos y las dificultades que surjan en el desarrollo de mi actividad de aprendizaje.
         2.1.6. Adecuo los proyectos a mis propias capacidades.
         2.1.7. Me planteo metas alcanzables según mis posibilidades y mis capacidades. 
         2.1.8. Soy flexible para reelaborar el desarrollo de las actividades tras su análisis.
         2.1.9. No me planteo espacios temporales para la consecución de mis metas. Mi importancia está en conseguirlo más que definir el tiempo en cual hacerlo.
         2.1.10. Soy responsable en aquello a lo que me comprometo.
         2.1.11. Planifico y organizo las actividades o partes de las mismas de acuerdo al desarrollo personal.
         2.1.12. Desarrollo planes de mejora personal para lograr mis objetivos
         2.1.13. Regulo mi esfuerzo para conseguir satisfactoriamente mis metas.
         2.1.14. Ante las dificultades no me vengo abajo.
         2.1.15. Analizo las estrategias, métodos y desarrollo de mis acciones. Valoro la aplicación posterior de las mismas en otras situaciones de aprendizaje.
         2.1.16.  Considero los problemas que surjan durante mi formación como retos a superar.
         2.1.17. Sé que los errores que cometa me ayudarán a aprender en próximas ocasiones.
         2.1.18. Reconozco y actúo sobre mis propias emociones ante diferentes situaciones.
         2.1.19. Valoro, tomo en consideración y dialogo sobre ideas de los demás, adaptándolas y aceptándolas en su caso.

    ¿Os hacéis ya una idea de por dónde iría el asunto?

Vale, entonces seguimos. 

3.- Los contenidos.

¿Haría falta establecer, sinceramente, una serie de contenidos "a estudiar" para esta competencia? 

Personalmente no pienso que tengamos que establecer una serie de bloques de contenidos tales como:

Bloque 1. Las emociones: La alegría, la rabia,  la tristeza. La frustración como base para el abandono escolar.
Bloque 2. Sistemas de organización de las actividades. La agenda y el planning. El uso de los post-it como sistema de reforzamiento en la consecución de metas intermedias.
Bloque 3. Las capacidades del ser humano. Capacidades emocionales, intelectuales y físicas. 
Bloque 4. La aceptación de las ideas de los demás como reforzamiento intrínseco de las propias.
Bloque 5. ...

Evidentemente, no planteo para esta competencia ningún contenido que no esté ya inserto en el propio desarrollo del criterio que hemos establecido.  El contenido, en este caso, ya está fijado.

4.- Evaluación, autoevaluación y co-evaluación.

Llegó ese momento esperado por muchas personas. ¿Y esto cómo se evalúa?

Bien, aclaremos que estamos hablando de EVALUACIÓN, no de calificación. (En este nuevo currículo/ley educativa que propongo, la calificación no tiene ningún sentido, por lo que desaparece).

Hay un pequeño detalle que seguro que habréis observado cuando he enunciado los criterios: están en primera persona. 

¿No os resultaría raro que estuviéramos hablando de autonomía, formación personal, ... y que los criterios de evaluación no se establecieran en esa primera persona? ¿No es ilógico que la redacción de los mismos se realizara con verbos externos a la PROPIA evaluación? 

Yo siempre abogaré por una redacción de criterios (y de los demás elementos que tomemos como técnicas de evaluación) en primera persona, porque lo importante, lo verdaderamente importante no es que yo valore (que también), sino que uno mismo sepa dónde está y cómo seguir.

Estos criterios de evaluación que hemos definido en el apartado 2, estarían desglosados en los aspectos que pensemos que son mejores para irlos alcanzando.  La gradación de los mismos no debería estar basada en aspectos que ya había mencionado en artículos anteriores y que conforman algo tan absurdo como edad, etc. 

Podemos pensar en desarrollar los criterios mediante una rúbrica, al estilo de:

 2.1.1. Busco y acepto consejos cuando los necesito.
 No admito la ayuda de nadie ni las sugerencias. No reconozco que necesito ayuda Reconozco que necesito ayuda pero no acudo a nadie. Reconozco que necesito ayuda. Pido ayuda aunque no siga los consejos Reconozco que necesito ayuda. Analizo los consejos y con seguridad los sigo.

O bien, una lista de cotejo, o cualquier otro medio que se nos ocurra. 

Ya en una entrada posterior, cuando hablemos de las distintas actividades, adecuación de las mismas, las técnicas y los instrumentos de evaluación, profundizaremos más en todo ese mundo.


En la próxima entrada seguiremos analizando y proponiendo. Hasta ese momento, un saludo.







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