jueves, 2 de abril de 2020

Escenarios de evaluación (II)

Durante el tiempo que estaba repasando las ideas que quería comentar en esta entrada, la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía ha hecho pública una "CIRCULAR DE 2 DE ABRIL DE 2020 DE LA DIRECCIÓN GENERAL DE ORDENACIÓN Y EVALUACIÓN EDUCATIVA RELATIVA A LOS PROCESOS DE ENSEÑANZA-APRENDIZAJE Y DE EVALUACIÓN EN LOS CENTROS DOCENTES ANDALUCES COMO CONSECUENCIA DE LA ORDEN DE 13 DE MARZO DE 2020 DE LA CONSEJERÍA DE SALUD Y FAMILIAS", así que voy a intentar incorporar algunos aspectos de esta circular al texto ya pensado y redactado sobre los escenarios.

Me vais a permitir que comience hablando del tercer y cuarto escenarios: “La evaluación positiva”, ya que quisiera centrarme más profundamente en el segundo escenario.
Estos escenarios son los que en términos más llanos los entendemos como “aprobado general”. Todo el mundo aprueba, todo el mundo pasa, y lo único que hay que averiguar es la nota final que se le va a poner al alumnado. Ya hemos visto en la circular de la Consejería de la Junta de Andalucía, , que estas dos opciones han sido descartadas. Evidentemente, planteaba un gran problema, sobre todo porque no se cumplía la condición de “la evaluación del proceso de aprendizaje del alumnado será continua, formativa, integradora, y global o diferenciada, en su caso, según las distintas áreas/materias del currículo”. Es más, ¿cómo justifico yo esa calificación mínima de 5 puntos y esa máxima de 10? ¿Con evaluaciones anteriores de este curso? ¿Evaluaciones de otros cursos? Y no estoy pensando solo en las etapas de Primaria o Secundaria, sino sobre todo en la nota de finalización del bachillerato, nota que va a influir directamente en el futuro de los alumnos y alumnas. 
Creo que estos escenarios tienen muchos condicionantes que hacen que no sean viables como escenarios posibles para estos tiempos.
Es más, acabo de escuchar al Consejero de Educación de Andalucía donde descarta por completo estos dos escenarios por ser totalmente injustos. Así que, los apartamos ya y seguimos.
Comienzo ahora con el segundo escenario, el de “ajuste del currículo”. Yo siempre he sido partidario de los ajustes del currículo, (los que ya me leéis hace tiempo lo sabéis) no solo en estos tiempos sino en el desarrollo normal con una enseñanza presencial. Y estoy hablando de ajuste, no de adaptación. Reconozco mi ignorancia en los currículos establecidos para todos los tipos de enseñanza, pero me conozco los de Primaria, Secundaria, Bachillerato y los de Música en la Enseñanza de Régimen Especial). En todos esos currículos no habría problema de ajustes. En la etapa de Primaria, siempre nos hemos quejado de lo repetitivo del currículo, pero eso ocurre también en otras etapas, baste el ejemplo del área de Lengua Castellana en Secundaria donde se puede ver que también es repetitivo. (El estudio sobre el currículo del área se puede ver pulsando en el siguiente enlace).
Pero además de este ajuste del currículo, necesito también recurrir no solo a la libertad pedagógica del centro, sino a la del propio docente. 

No sé si la propuesta que voy a describir a continuación corresponde exactamente a este segundo escenario, pero, como siempre digo y sin ánimo de que sea lo único válido, lo expongo a vuestra consideración.
Pensemos. 
- El tema de esta entrada es ver cómo podemos llegar a poner una calificación final al alumnado, y si esa calificación cumple con las condiciones de que sea justa, pero sobre todo respetuosa con las capacidades de cada uno de los alumnos y alumnas que tengamos.
- Según la circular que se ha mencionado antes, y haciendo referencia a la instrucción de 13 de marzo de 2020, de la Viceconsejería de Educación y Deporte, relativa a la suspensión de la actividad docente presencial en todo en todo el Sistema Educativo Andaluz, se menciona que “se debe garantizar la continuidad de los procesos de enseñanza-aprendizaje”. 
- Dentro de ese proceso de enseñanza-aprendizaje hay un apartado importante que es la evaluación.
- La continuidad del proceso incluye la evaluación de las actividades que se desarrollen durante el periodo no presencial. (Es imposible que yo no evalúe, y es probable que hasta califique, las actividades que desarrollen durante este periodo).
- La evaluación debe cumplir con una serie de requisitos, aunque en estos momentos lo que estamos buscando es más una nota que el que sea formativa,….
- Los referentes de la evaluación son los criterios.

Teniendo todo esto en cuenta, ¿cuál es mi propuesta?
Premisa 0.
Los contenidos no son lo importante, no son lo fundamental y no es lo que hay que ajustar. (En contra de lo que dice la circular de 2 de abril mencionada)
Premisa 1.
Yo, como profe, tengo una serie de criterios que evaluar y calificar a lo largo del curso o del ciclo. 
Premisa 2. 
Dependiendo de mi programación, tanto de ciclo como de nivel, habré realizado una secuenciación y hasta una ponderación de los mismos.
Premisa 3.
Probablemente habré realizado una distribución temporal trimestral de los criterios. 
Premisa 4.
No voy a poder desarrollar y/o trabajar todos los criterios de evaluación que tenía previstos. 

Teniendo en cuenta estas premisas, y partiendo de la idea de que me va a dar igual que volvamos a tener un periodo presencial o no, (bueno, no me va a dar igual, pero a efectos de calificación sí), imaginando que estamos ya en junio, y que siguiendo la normativa hay que poner la nota de la evaluación final, lo que establezco es un sistema de ajuste criterial, basado en lo siguiente: 
Primero: Marco aquellos criterios de evaluación que dentro de mi programación haya establecido para el curso y que haya trabajado en algún momento, ya sea de forma presencial durante el primer trimestre, la parte del segundo trimestre antes del cierre o la parte del tercero, si es que volvemos.
Segundo: Reviso si los instrumentos de evaluación que yo había marcado en un principio son útiles para aquellos criterios que se han desarrollado de forma no presencial. Si yo había propuesto un examen para comprobar el grado de adquisición del criterio, basado en una rúbrica o lista de cotejo, y no puedo o no quiero, o simplemente no me fío de hacer un examen online, tendré que optar por cambiar el instrumento o la técnica por otra más adecuada.
Tercero: Los criterios de evaluación no trabajados, desarrollados o “imposibles” de evaluar (nótese lo de imposibles entrecomillado), no se van a tener en cuenta.
Cuarto: Si tengo una nota por cada criterio, tengo dos opciones, o bien saco la media entre las notas de dichos criterios (eso que nos gusta tanto a los docentes) o bien la obtengo realizando la operación necesaria de acuerdo a una ponderación de los mismos. 

Con esto, ya tengo una calificación, (que es lo que me piden), en base a los criterios, que son los referentes que hay que tener.

Vamos a aclarar algunos aspectos a esta propuesta. 
a) No es sacar la nota media de la primera evaluación y de la parte de la segunda. Esta propuesta no tiene en consideración esas dos calificaciones, sino la de los criterios trabajados, desarrollados y evaluados hasta el momento de poner la nota.

b) El alumnado NEAE que tenga algún tipo de adaptación a nivel de curso, con sus criterios establecidos, se le califica según lo desarrollado hasta ese momento, no por su adaptación completa. No vamos a calificar a un alumno por todo lo previsto, sino por lo realmente desarrollado. 

c) El alumnado debe ser evaluado según sus capacidades, y con esto no solo me refiero a las capacidades propias que tenga, sino a las circunstancias que se hayan producido durante el periodo no presencial (ausencia de tecnología en casa, problemas familiares, de salud, emocionales,…)

Este sistema que propongo, se puede ajustar a cualquier etapa, ciclo, nivel, o tipo de estudios. Permitiría la promoción y creo que sería respetuoso con los principios de equidad, y sobre todo de respeto a la persona.

Para acabar, y ante la falta de claridad que poseen las instrucciones, circulares, o cualquier otra “cosa” que se emite desde nuestra Consejería, sería necesario ya ir haciendo una previsión de cómo vamos a elaborar, o mejor dicho, qué vamos a poner en los informes de tránsito entre etapas (sobre todo cuando se cambia de centro). Una posibilidad es hacer un informe general consistente en el que se ha trabajado, qué criterios se han desarrollado y una evaluación global. Ya después, se entraría en el análisis personal y el traspaso de información entre tutores. Pero supongo que eso es probable que aparezca, dando una idea, como orientaciones de principio de curso.

Espero haber sido claro en esta exposición, de todas maneras, como siempre, abierto al diálogo por redes sociales @kikeguerrerot.






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