En estos días en los que la mayor parte de los docentes se reincorporan a su puesto de trabajo es cuando comenzamos a plantearnos poner en práctica muchas de las ideas que tenemos, que hemos ido adquiriendo o que simplemente nos ha llamado la atención y queremos desarrollarlas. Es la época también donde se nos va recordando que tenemos que hacer programaciones, UDI, y toda esa burocracia que nos come tiempo de otras cosas quizás más interesantes.
Quiero comenzar con esta entrada una serie destinada específicamente a las evaluación, donde comentarios experiencias, ideas y, sobre todo, mi preocupación por lograr sacar el máximo potencial que tiene nuestro alumnado. No digo que yo tenga la receta, o la solución a todo esto, ojalá, sino que mi único objetivo es comentar cosas que pueden servir a algún compañero o compañera.
Planteo el título de esta serie de entradas con una pregunta ¿Lo que hago es evaluar? con el objeto de que reflexionemos juntos.
En este momento tendría que remitirme a la definición de hace la Real Academia, o las palabras que salen en normativa nacional, estatal, ... pero no lo voy a hacer. Os voy a proponer mi propia definición de lo que es evaluar, y así podríamos ver si estáis de acuerdo o no con ella.
Personalmente, evaluar, para mí, se refiere a la acción de valorar el progreso en el desarrollo y adquisición de las capacidades que nuestro alumnado tenga. Y hablo de capacidades, no de conocimientos.
Esta acción de valoración, debe partir necesariamente del conocimiento del alumnado, de las capacidades que tiene. Una vez analizadas estas capacidades, debemos pensar en aquellas que debemos desarrollar en nuestras aulas, ya sean profundizando las que tienen o introduciendo otras nuevas para su incorporación.
En educación hay muchos aspectos que deben ser evaluados, y todos son importantes. Ojo, no quiero que se esté pensando es esa confusión que mantenemos muchos docentes entre evaluación y calificación. Eso son cosas completamente distintas y, a lo largo de estas entradas, iré comentando diferencias y utilidades da cada una de esas dos cosas. Ahora quiero centrarme solo en el tema que os propongo.
Como decía, hay multitud de cosas para evaluar: nuestra propia práctica docente, nuestra metodología, los resultados (académicos-calificatorios) que obtenemos, la progresión competencia del alumnado, las repercusiones en los distintos ámbitos de la vida,... muchas cosas.
Aquellos aspectos que son propiamente del docente, son también necesarios, no penséis que la única dirección es la evaluación del alumnado. Ya sé que somos muy reticentes a que nos evalúen, y que con solo pensarlo nos ponemos nerviosos, (Anécdota: a mí me pone nervioso hasta pasar la ITV del coche, ese día pienso que no van a examinar al coche, sino a mi), pero es necesario. Si uno de los puntos fuertes que describiré en otra entrada es la de ser capaces (esa competencia que está tan flojita de "aprender a aprender") de realizar con el alumnado autoevaluaciones de su trabajo, de su desarrollo competencial, de su relación con los demás, ... deberíamos aplicarnos el cuento y hacer nuestra propia autoevaluación como docentes.
También quiero tratar en otra entrada el tema de los instrumentos/técnicas de evaluación y si realmente son fundamentales en nuestro proceso educativo.
Y por supuesto, el tema de la calificación, fracaso escolar (eso que el Consejero de la Junta de Andalucía dice que es uno de los problemas más graves y que su planteamiento es la mejora de los resultados escolares), evaluación en nuestras unidades didácticas, cómo hacer una evaluación inclusiva, el currículo ¿por competencias?...
Como veis, hay tema para largo. Valga la de hoy como introducción a la serie de entradas sobre el tema.
Quiero acabar con una sola frase, para mí importante: "El alumnado merece que se le valore, que se le reconozca su valía y que lo potenciemos minuto a minuto. De otra forma, seremos trabajadores EN la enseñanza, pero no docentes"
jueves, 5 de septiembre de 2019
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