lunes, 31 de julio de 2017

El síndrome del docente sisifoniano.

La verdad es que no sé si te pasa a ti. Yo, cada vez estoy más angustiado, y de verdad que es una sensación personal.

Por supuesto, pertenezco y soy asiduo lector de lo que se llaman "las redes sociales". Tengo mi cuenta en Facebook, Twitter, Instagram, aunque me declaro más de face que de las otras. En todas estas redes, compañeros y amigos aportan su sabiduría para que los demás mortales podamos aprender.

Gracias a los compis conozco lo que es el Flipped, el trabajo por proyectos, el kahoot, ... es decir, conozco las distintas formas de trabajar que tienen, los materiales que usan, la forma de evaluar, los instrumentos, las herramientas,...

Gracias a las redes sociales y a los intercambios de experiencias me entra el gusanillo de "eso quisiera hacerlo yo en mi clase".

Pero la verdad, quisiera hacer tantas cosas que me es imposible.  Desde el corazón te digo que admiro a esas personas que durante el tiempo que están dando clase están desarrollando nuevas cosas, nuevas metodologías, nuevos proyectos,... yo me declaro incapaz.

Yo necesitaría meses de una verdadera programación analizando todos los vectores y  todas las variables que pudiese haber., Necesitaría, por mi forma de ser, tener programado día a día lo que tendría que hacer en clase, lo que tendrían que hacer esas personas que me acompañan en esa aula más o menos acondicionada, cómo evaluarlos, cómo calificarlos, como dedicarles un tiempo a cada uno de ellos para solventarles las dudas y "empujarlos" en el momento en que se atasquen,....

Pero la educación no es eso. La educación, o mejor dicho, la docencia, es encontrarse con nuevos retos cada día, porque cada día nuestro alumnado es diferente.  Aunque a Sonia o a Rafa los tengamos en clase todos los días,  hoy  a Sonia le puede doler la cabeza, o Rafa puede haber pasado una mala noche y tener sueño. Eso hay que tenerlo en consideración. Por lo cual, eso que a mí me gusta tanto que es una programación ordenada  y consecutiva, se va al garete.

Cada día hay que comenzar. Y de ahí el título de estar entrada. Un docente no es más que un Sísifo que cada vez que se cae la piedra comienza a levantarla de nuevo. No importa si es la primera, la cuarta o la quincuagésima vez que lo hace. No importa.

Lo que importa es que yo conozco a esas personas que me acompañan durante el periodo lectivo que marca unas instrucciones.  Lo que importa es que esas personas me conocen a mis y saben que pueden recurrir en cualquier momento. Lo que importa es que yo puedo llegar una mañana y contarles una anécdota, y que ellos y ellas pueden hacer lo mismo.

Lo importante es que si se les da, tú recibes. Y si salen de un cole, Insti, facultad, ... sabiendo desenvolverse en la vida,  puedes estar seguro que algo de inmortalidad habrás ganado.

P.D. No estoy en contra de las programaciones, es necesario tener una referencia de lo que necesito hacer para preparar al alumnado, pero sí estoy en contra de programaciones que encorsetan al alumnado, lo homogeneizan y lo califican.


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