lunes, 11 de diciembre de 2017

"Currículo abierto o currículo cerrado". Esa es una cuestión. ( y 3ª parte)

Antes de comenzar esta tercera y última entrada, quiero romper una lanza en favor del profesorado que realmente hace lo que puede, se esfuerza por sus alumnos y alumnas, innova en el aula hasta límites insospechados, llevan un montón de trabajo a casa, es capaz de recoger trozos de corcho blanco para que en clase se puedan hacer trabajos sin que sea gravoso para las familias,... etc.

No quiero ser como la sociedad en la que vivimos que da mucha más importancia a ciertos jugadores de "deporte rey" que a los docentes, médicos, bomberos,...

Vaya mi total reconocimiento a todos los que estamos integrados en la docencia de una forma o de otra.

Dicho esto, comienzo con mi proposición, ya que hoy lo que toca es que aporte una serie de ideas para hacer más fácil todo lo que he estado exponiendo a lo largo de mis entradas.

Esta proposición no va destinada al profesorado, sino que la quiero dirigir a esas personas que se encargan de la elaboración de leyes educativas, de los currículos, de la burocracia, etc. Creo que pocas personas dedicadas a esto leerán y aceptarán algunas de estas ideas, aunque noto un cambio en Andalucía con el cuestionario de "Repensar la primaria" que se le ha enviado a los centros.

Mi defensa realizada en la anterior entrada sobre el currículo abierto creo que debe ser completada con una serie de propuestas concretas. Mencionaba la necesidad de establecerlo de tal forma que lo que tuviésemos fuese unos criterios de evaluación finales, sin distinción de niveles, cursos, ciclos o edades. Dicho así, parece que se queda en una amplitud demasiado grande. Y si además pensamos que es el profesorado quien tiene que delimitar dichos criterios para evaluarlos, lo que estamos haciendo en cargar de más trabajo al docente.

Recuperando una anterior entrada, donde se proponía una evaluación mediante criterios y listas de cotejo, ( Sexta entrada: la evaluación competencial pura en base a criterios ) y teniendo en cuenta que por parte de los "hacedores" del currículo ya se tiene experiencia en la formulación de estándares, lo que planteo es que este trabajo quede ya fijado en esa nueva reforma que se promete.

¿Pero eso no es cerrar el currículo?

Pienso que no.

La idea es legislar nuestro diseño educativo formulando criterios de evaluación al estilo de lo que nos podemos encontrar ahora, desglosando esos criterios en aspectos concretos que se van marcando al conseguirlos.  Criterios que no sólo contengan contenidos, sino que la concreción evaluable de los mismos contengan aspectos de conocimiento, de saber hacer, de resolución es situaciones problemáticas (que no resolución de problemas a partir de un enunciado aséptico).

Algunas personas pensarán que eso son los estándares, ¿verdad? Pues podríamos decir que sí, pero no con la filosofía tan clasificatoria como los que son en nuestra legislación actual. Además, los estándares actuales son finalistas de etapa, no son descriptivos de los criterios. Han sido pensados para calificar unos aprendizajes homogéneos, de un alumnado clasificado como ya he mencionado antes.

Además, podemos cambiar la palabra estándares de aprendizaje por estándares de alumnado, ya que lo que persiguen esas formulaciones es clasificar a los alumnos y alumnas en "los que han superado y en los que no" lo han hecho.

Un currículo abierto, pero claro en su formulación y donde se haya facilitado al profesorado todo lo "facilitable", es sinónimo de más tiempo para realizar lo importante en clase, con metodologías innovadoras y activas, sin seguir el libro de texto al pie de la letra. Un currículo abierto donde lo importante sea ese alumno o alumna en concreto, no lo de "tengo que cumplir una programación".

Es mi propuesta. No sé si habrá docentes que piensen de esta manera, pero me gustaría pensar que sí.

domingo, 10 de diciembre de 2017

"Currículo abierto o currículo cerrado". Esa es una cuestión. (2ª parte)

No creáis que se me ha olvidado la segunda parte de esta entrada. Lo que pasa es que no me cuadraban bien las ideas que quería exponer. Hay ocasiones en las que mi decisión se iba hacia una opción y en otros momentos era la contraria.  Así que voy a intentar exponer una serie de ideas y veremos al final cuál es la conclusión, la mía y la vuestra, ya que quisiera haceros partícipe de las dudas expresadas.

Primero vamos a aclarar términos para ponernos todos en la misma onda. Vamos a definir lo que es el currículo abierto y lo que es el cerrado.

Un currículo cerrado, en mi definición, es aquél que se establece mediante niveles obligatorios de consecución de contenidos por cursos y por edad. Es decir,  delimito contenidos en un nivel concreto que tengo asignado a una edad. Por ejemplo, el que tenemos ahora. Salvo por el pequeño cambio de quitar importancia a los contenidos para dársela a los criterios de evaluación, seguimos delimitando al alumnado mediante la asignación por la edad a un nivel determinado, y a ese nivel o ciclo unos contenidos/criterios determinados. Sabemos exactamente que un alumno o alumna va a  pasar tres años de su vida realizando una etapa de estudios, la de infantil, otros seis años realizando otra etapa, la primaria, (si es que no repite algún nivel), otros cuatros años,... está todo definido en cuanto a la temporalización. Además, ya sabemos que todo lo referente a... tal cosa, (entiéndase cualquier criterio o contenido) lo tenemos definido para un nivel o ciclo en concreto. ¿Se puede cerrar más el currículo?
Algunas personas pensarán que no, yo pienso que sí. Algunos profesores y profesoras logran cerrarlo más todavía cuando exclusivamente siguen eso llamado "libro de texto" y que lo toman al pie de la letra, página a página y línea a línea. Pero en fin, eso sería tema de otra entrada.

Sin embargo, el currículo abierto lo veo mucho más difuso. El no disponer de cajas estanco con criterios, edades, niveles, cursos,... puede despistar mucho a cierta parte de este profesorado al que me refería en el párrafo anterior.

Ya al principio de la entrada expresaba un montón de dudas sobre si era mejor el currículo abierto o cerrado. Las sigo teniendo. Pero creo que cogiendo el aforismo romano "In medium virtus est" (La virtud está en medio), os voy a proponer a vuestro parecer una idea sobre el currículo al que personalmente llamaría progresivo.

Este currículo no estaría tan cerrado ni tan abierto. Voy a intentar explicar lo más claramente que pueda esta visión curricular y para ello quiero comenzar estableciendo unas bases.

Lo primero es que no establecería niveles de referencia, no habría una división de los elementos curriculares por niveles o por ciclos o por etapas. Es más, no habría asignación de edades, ni nada parecido. Todo eso creo que es encasillar, y cortar ambiciones.

Un currículo abierto actualmente es una utopía, por lo que el progresivo me parece el más correcto.

Este tipo de distribución que propongo consiste en la formulación de los elementos curriculares al final de la etapa. Eso es lo que debería tener en cuenta el centro, y dependiendo del alumnado, de la situación geográfica, del nivel socio-cultural, y de las cincuenta mil cosas que rodean al centro, éste, dentro de su libertad pedagógica establecería una línea de consecución que se plasmaría en su proyecto educativo.  Por supuesto, el centro no debería establecer grados ( si los hemos quitado de un Real Decreto, no lo vamos a incorporar a los centros.)

El alumnado, independientemente de su edad, estaría realizando aquellas actividades que realmente hicieran que avanzara en su progresión personal. No habría grupos de clase entendidos como 3ºA, 5ºC,.. Evidentemente esto requiere de agrupamientos flexibles y de una evaluación constante.  Actualmente, con los agrupamientos que tenemos lo que hacemos es fomentar la mediocridad, no la personalidad. Las personas que están por "debajo de lo mínimo" han de alcanzar lo mínimo para aprobar. Aquellas que están "por encima" se les frena para que no vayan mucho más rápido.

Sé que lo que propongo es una utopía, y que quizás no es lo que muchos docentes piensan.  El relativo confort que nos da este currículo tan cerrado, la graduación de los elementos curriculares, la homogeneidad de la edad en los distintos niveles, nos hacen pensar que es mejor quedarnos como está. Pero claro,  lo de "quedarnos así" significa también que no vamos a respetar las personalidades de aquellos alumnos y que sus necesidades se van a tener que acomodar al resto del alumnado de una clase, o que los vamos a sacar de la clase (o dentro de la clase pero en un sitito apartado) para darles una cosa llamada apoyo, refuerzo,...

Pienso que nos estamos cargando a los futuros Curies, Einsteins, Pablos Pineda,... por comodidad en el trato hacia una mediocridad social.

Espero haberos transmitido al menos mis dudas. Gracias.




















domingo, 3 de diciembre de 2017

"Currículo abierto o currículo cerrado". Esa es una cuestión. (1ª parte)


Creo que cualquier persona que viva actualmente en España, ha "sufrido", de una manera o de otra alguna reforma educativa (o más de una), y me refiero como estudiante o como docente.

Pensemos que desde 1980 nuestra historia de leyes, aunque algunas no hayan entrado en vigor, ha sido la siguiente: La LGE (Ley General de Educación), LOECE (Ley Orgánica Reguladora del Estatuto de Centros Escolares), LODE (Ley Orgánica del Derecho a la Educación), LOGSE (Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo, LOCE (Ley Orgánica de Calidad de la Educación), LOE (Ley Orgánica de Educación), LOMCE (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa). Si sé contar, han sido siete, de las cuales dos llevan el nombre de "calidad".

En estos tiempos también estamos pendientes de una nueva ley/reforma educativa. Tras las últimas elecciones que se han celebrado, esperábamos un gran pacto educativo de los partidos políticos que aportaran frescura, nuevos rumbos, financiación correcta a lo que se legisla, etc. con la esperanza de que si se ponían de acuerdo esos partidos, los docentes íbamos a estar tranquilos ante nuevos cambios cada vez que se cambiara de partido gobernante.  Sabemos que una nueva ley implica un cambio, por ello, quiero aprovechar para aportar ciertas ideas que pueden hacer pensar (aunque sea para decir que son imposibles).

Mi visión global está basada en tres pilares, para mí fundamentales: El currículo, la evaluación y la metodología.

Esta entrada sobre dicha visión global quiero dedicarla al primer pilar: El currículo.

El currículo es el conjunto de todas aquellas cosas que una serie de personas piensan que hay que dar, trabajar, evaluar, calificar, … durante una etapa educativa. Además, se estructura en distintos apartados: criterios, objetivos, contenidos, indicadores, estándares,… con la necesaria calificación de los aspectos.

Hasta este momento, lo importante de los currículos (y sé que algunos no estarán de acuerdo conmigo) han sido los contenidos. Sé que los contenidos son importantes, pero no es lo más importante, además, la estructura de contenidos se ha realizado siempre en forma de ondas concéntricas, abarcando en cada avance lo anterior mas lo nuevo que se pretende que sepan. Eso hacía que cada nivel o que cada curso era un engrosamiento de contenidos, y que lo que se “veía” en tercero, se volvía a “ver” en cuarto, pero más aumentado. Y así durante toda la etapa. La evaluación quedaba tan debilitada que se convertía en una mera calificación y clasificación del alumnado mediante un número que partía de controles escritos (o exámenes) que eran un batiburrillo de todo y que “ofrecía” una nota final que no era nada real.

Creo que ha llegado el momento de hacer una primera propuesta: un currículo que no esté basado en contenidos exclusivamente.

Pero,...¡eso ya lo tenemos! – me diréis.

Efectivamente. La última reforma le da la importancia a los criterios de evaluación, y los contenidos pasan a ser un componente más de los mismos. (Ahora hace falta que los docentes nos quitemos la pesada carga de la importancia y exclusividad de los contenidos arrastrada con reformas y currículos anteriores).

Y, ¿entonces?

Lo que pasa es que este currículo “basado en criterios” es tan “encajonado” y tan cerrado en etapas, ciclos, etc., que vuelve a caer en los mismos fallos que si estuviese basado en contenidos. Es más, si miramos detenidamente los criterios para el primer ciclo de primaria, vemos que son distintos a los del segundo ciclo, y que establecer una relación criterial de continuidad a veces se hace difícil.

El actual currículo, por lo menos aquí en Andalucía, está establecido en algunos aspectos por normativa. La Consejería de Educación ya ha relacionado los criterios de evaluación con los objetivos, con los contenidos y con los indicadores. (Los estándares los ha dejado un poco ...”apartados”). Y ha establecido la relación para el ciclo completo, con lo que los centros tienen ahora un trabajo extra: secuenciar y ponderar, es decir, ver qué criterios se van a aplicar en el primer nivel del ciclo, en el segundo o en los dos.

No quiero alargarme más en algo que por ahora no tiene solución. Veremos en próximas reformas.

Sí propongo, en esta primera fase, un currículo lineal, no basado en contenidos, sino en la consecución de competencias para desarrollar “los talentos” que cada alumno o alumna tienen, pueden obtener o pueden desarrollar.

Y aquí tenemos otro problema: ¿currículo abierto?, ¿currículo cerrado?


Es necesario que aclaremos un poco esto, pero si me lo permitís lo hago en la siguiente entrada, Esta es ya demasiado larga y se va a convertir en un verdadero rollo inabordable.