No seré yo uno de los defensores a ultranza de la burocracia que pesa sobre la labor de los docentes. Creo que muchos estaremos de acuerdo en que lo nuestro, lo realmente nuestro, es ayudar al alumnado a que desarrolle todas sus capacidades, teniendo en cuenta a las personas tal y como son, es decir, respetando las “Necesidades Educativas Personales”. Este es el motivo por el que muchas veces nos quejamos de la cantidad de papeleo que hay que generar.
Yo he sido uno de los primeros que pensaba que eso de la “programación didáctica” era un mero trámite a cumplir en cada comienzo de curso y, que para lo único que servía, era para ocupar un sitio en algún cajón de la Dirección o en la estantería de la Jefatura de Estudios, teniendo también la espada de Damocles de su entrega en una fecha determinada.
¿Qué hacíamos? Pues coger el ficherito que nos daba la editorial, realizar algunas modificaciones para adaptarlo al centro o/y la realidad que teníamos, imprimir y darle el mamotreto a quien correspondiera. Esta persona, normalmente la que ejercía la Jefatura de Estudios, lo cogía, y decía: “Ah, sí” y directamente, al archivador. Señalaba en una hojita que se había confeccionado, que tal profe había entregado sus programaciones, y… a otra cosa, mariposa.
Este curso, la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía está poniendo mucho empeño en que aprovechemos un poco más “el Séneca”. No, no me estoy refiriendo a Lucio Anneo, sino a nuestro programa de gestión educativa. Como iba diciendo, ha incorporado un nuevo apartado donde los centros educativos pueden ir confeccionando sus programaciones didácticas. Hemos pasado de “cada centro diseña sus programaciones didácticas con los apartados que más o menos quiera” a tener un modelo en el que basarnos.
La estructura de la programación didáctica que se propone desde Consejería está dividida en dos apartados: uno primero, que recoge aquellos aspectos generales de la programación por áreas, y un segundo, que se centra en la concreción de los elementos curriculares para cada uno de los niveles.
Dicho modelo es prácticamente igual para la etapa de Primaria como para la de Secundaria, y lo único que cambia es el nombre de algunos apartados adaptándolos a la etapa en concreto.
Tras pensar un poco en qué es lo que quería decir y en cómo transmitirlo, he propuesto a evaluaccion.es la división de esta entrada en tres partes: la primera, ésta que estáis leyendo, en la que trataríamos la parte común a la programación didáctica tanto de Primaria como de Secundaria; una segunda con el tratamiento específico para la primera etapa mencionada y una tercera para desarrollar aquellos aspectos propios de la Secundaria, ya hay algunos aspectos que difieren entre las dos etapas.
Como la sugerencia ha sido admitida, vamos con el primer apartado:”Los aspectos generales de la programación”.
En esta sección encontramos precargadas la gran mayoría de las casillas, en concreto todas aquellas en las que hay que reflejar normativa. La verdad sea dicha, esto facilita las cosas y nos ofrece una gran ventaja. También es cierto que todos estos campos son editables y se pueden adaptar al contexto del centro.
Personalmente pienso que, en el modelo propuesto por Consejería, no haría falta tanta información, y yo los hubiera suprimido, ya que es sólo reflejo de normativa. Enumero alguno de estos campos:
- Contextualización: este apartado es común en las programaciones de ambas etapas, y está referido a la normativa por la que se rigen las programaciones didácticas.
- Organización del ciclo (Primaria) o departamento (Secundaria): más normativa.
- Justificación legal: Reales decretos, decretos, órdenes,…
- Objetivos generales de la etapa: son los mismos para todas las áreas o materias, ¿realmente hace falta recordarlos y explicitarlos en cada una de las programaciones?
- Presentación del área o materia: Recoge el mismo texto que la normativa sobre el currículo expone como introducción a cada área.
- Contribución del área a la adquisición de las competencias clave: Este apartado está también recogido en el desarrollo normativo del currículo.
- Elementos transversales: En el modelo propuesto para la etapa de Primaria aparece vacío, no así en el caso de Secundaria, que ya viene precargado un texto.
Sin embargo hay otros apartados en los que, aunque ya viene precargado un texto, es lo que de verdad nos va a servir para reflexionar y programar.
El primero al que quiero hacer referencia es al denominado “Orientaciones metodológicas” en el caso de Primaria o “Recomendaciones de metodología didáctica y estrategias metodológicas” en Secundaria. Dependiendo del área de que se trate, viene una parrafada más o menos extensa. Por supuesto, es un “copia y pega” de lo que viene en la Orden de desarrollo del currículo.
¿Y entonces?
El texto es meramente una lista de orientaciones, pero claro está, nos puede servir para coger ideas y desarrollar nuestra propia metodología. Este es el primer apartado que realmente importa en nuestra programación: qué metodología vamos a llevar. Podemos dejar las orientaciones que propone el texto y añadir lo que realmente nos proponemos hacer en nuestras aulas. Podemos quedarnos en la superficie y no modificar nada, o bien, adentrarnos en las profundidades y cambiar esas orientaciones incorporando metodologías activas como la clase invertida, trabajo por proyectos, los grupos colaborativos y cooperativos, gamificación, el uso de las tecnologías…
Un segundo apartado, fundamental para el que escribe, es el de los “procedimientos, técnicas e instrumentos de evaluación y criterios de calificación”. Dejando aparte la introducción normativa, es en este apartado donde realmente reside la importancia de la programación, es el planteamiento de cómo voy a evaluar (y calificar) al alumnado, qué voy a utilizar y cómo voy a recoger la información sobre el avance de cada uno de los alumnos y alumnas que tengo.
Es en este apartado donde selecciono, de entre todos los instrumentos de evaluación, cuáles voy a utilizar durante el ciclo o nivel y que posteriormente especificaré en cada UDI, teniendo en cuenta el valor pedagógico que ofrece cada uno de ellos y su adecuación al alumnado que pueda tener. Es el momento en que voy a exponer si la evaluación la voy a hacer por criterios o por indicadores (en el caso de Primaria, ya que para Secundaria no tenemos otra alternativa que evaluar por criterios). Este es el lugar idóneo para exponer si la evaluación se va a realizar mediante rúbricas, listas de cotejo o cualquier otro sistema que se fundamente. Es más, ahora tendríamos que hacer mención a si consideramos el ciclo como una unidad que es progresiva durante los dos años que dura (en el caso de Primaria o algunas materias de Secundaria), y por lo tanto planteamos la visión global del ciclo o los consideramos cada uno de los niveles del mismo como unidades independientes.
Ya que estoy exponiendo opiniones personales, permitidme que abogue por la evaluación criterial realizada mediante listas de cotejo. Para no extenderme, si queréis conocer más detalles a este respecto, podéis visitar el blog donde voy exponiendo esas ideas: migranito.blogspot.com.
Otro apartado igualmente importante es el de “Medidas de atención a la diversidad”. Evidentemente viene ya un texto con normativa, totalmente editable y borrable, al que le tendríamos que incorporar nuestra visión. No podemos quedarnos en expresar cosas demasiado generales, sino que tendríamos que aterrizar en qué medidas concretas vamos a llevar a cabo en nuestro ámbito escolar.
Os propongo un texto (es una propuesta, totalmente mejorable) que da unas pinceladas de por dónde podría ir:
“El centro, concienciado con el deber inclusivo que tiene la educación, apoya totalmente la permanencia en las aulas del alumnado con algún tipo de necesidad educativa, apostando por el desarrollo de unidades didácticas que recojan la realidad del multinivel que se da en un grupo. Para ello, no sólo se atenderá mediante refuerzo educativo o apoyo a dicho alumnado, sino que se intentará integrar en las UDI, actividades que se puedan realizar desde la perspectiva del DUA (Diseño Universal del Aprendizaje), realización de actividades grupales, bien colaborativas o cooperativas, asignaciones de “compañeros tutores”, etc.
La evaluación y calificación del alumnado se realizará siempre teniendo en cuenta su adaptación curricular, ya sea significativa o no, y la programación que hayamos realizado para ese alumno o alumna en concreto; nunca teniendo en cuenta los criterios o aspectos de las listas de cotejo diseñadas para el nivel y/o ciclo”.
Con esto, quedaría diseñada la primera parte de la programación didáctica. Como veis, es toda una declaración de intenciones que se pueden ir volcando en nuestro “Séneca”.
Al principio os comentaba que yo no era muy partidario de la burocracia, pero, ¿no os parece que este es un buen momento para pensar, modificar, hacer nuestras propias programaciones, al menos en los tres apartados que he mencionado como “muy importantes”?
¿Y si, además, este trabajo lo hacemos en grupos de profesores y profesoras, y nos coordinamos entre los ciclos para hacer un desarrollo de toda la etapa o el departamento en concreto se plantea una renovación de las programaciones desde la base?
No sólo vale intentar que el alumnado trabaje en grupo, sino que los docentes debemos aprender y hacer trabajos de forma colaborativa / cooperativa llegando a acuerdos que siempre beneficien a nuestros chavales y chavalas.
¿O no?
Si os apetece, os emplazo para el próximo lunes en que publicaremos la segunda parte, la concreción de esta programación didáctica en la etapa de Primaria. Al profesorado de Secundaria les pido un poquito más de paciencia, pero todo llegará
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