Quienes nos dedicamos a la docencia muchas veces nos encontramos con la dicotomía de los conceptos de evaluación y de la calificación. Estos dos procesos nos causan un cierto respeto cuando pensamos por una parte, la gran responsabilidad que tenemos al evaluar; y por otra parte, la creencia generalizada de que lo válido al final es una calificación.
Desde el nuevo currículo establecido donde aparecen como parte fundamental de todo este proceso los criterios de evaluación y los indicadores, debemos plantearnos un nuevo modelo para diseñar las actividades evaluadoras.
No pretendo ahondar en el apartado metodológico, sino que mi intención es dar una visión facilitadora del procesoque podemos seguir para evaluar de una forma acorde con los tiempos en los que nos movemos.
Actualmente, y hablo en concreto de Primaria, tenemos dos posibilidades de trabajar la evaluación: hacerlo por criterios o bien por indicadores, y para ello tengo dos propuestas distintas aunque son plenamente intercambiables:
- Trabajar por indicadores. Si escogemos esta forma, mi propuesta está en establecer una rúbrica en tres grados(siguiendo el esquema que nos proponen desde la Consejería): grado iniciado, medio y avanzado. Trataríamos de establecer dichos grados aumentando la dificultad desde el primero al tercero, para así evaluar y conocer exactamente dónde está nuestro alumnado.
- Trabajar por criterios, mi sugerencia cambia. Invito a realizar, más que una rúbrica, una lista de cotejo, donde se vayan marcando los aspectos conseguidos y así poder establecer en cada momento la situación de progreso de cada uno de nuestros alumnos y de nuestras alumnas.
Quiero recalcar que tanto si elegimos evaluar por indicadores como por criterios es precisamente eso lo que estamos evaluando. Podemos caer en el error de inflar las rúbricas y las listas de cotejo con un montón de contenidos, y eso estaría totalmente en contra del espíritu de esta evaluación.
Pongo a vuestra disposición ejemplos de todo el proceso y explicación detallada de cómo hacerlo en migranito.blogspot.com
Cuando ya hemos decidido si vamos a evaluar por uno de los dos sistemas en concreto, necesitaríamos no perdernos en el currículo, es decir, precisamos de un apoyo fácil y claro que nos permita realizar rúbricas o listas de cotejo de una manera rápida y agradable. Para esto, os ofrezco una serie de cuadernos y plantillas que pueden facilitar dicha labor. En esos cuadernos, divididos en dos partes (una si se quiere realizar el trabajo mediante indicadores y otra si lo hacemos por criterios) se recogen todos los elementos curriculares que pueden facilitarnos la redacción de las rúbricas o de las listas de cotejo: criterios, indicadores, orientaciones y ejemplificaciones, contenidos e incluso los estándares.Todos estos elementos pueden ayudarnos con el trabajo de extracción de elementos evaluables.
El título de esta entrada, “evaluar y calificar en un mismo proceso”, ha sido elegido porque a partir de ambos tipos de evaluación podemos conseguir una nota final. Eso está explicado completamente en el blog mencionado con anterioridad o bien en “Cómo evaluar por competencias sin morir en el intento”
Por último, pensemos que la calificación no es lo importante, es solo un número que establecemos para un documento y unas estadísticas. Además, no conozco ninguna norma que diga que tenemos que calificar de forma continua, (evaluar sí, calificar no) por lo que la conversión de la evaluación en calificación podemos dejarla para los tres momentos marcados en la orden. Igualmente, los contenidos, aunque necesarios, también deben bajar en importancia.
La evaluación, según la normativa vigente, debe ser criterial, y los criterios son mucho más que una reproducción de contenidos. Recogen actitudes, procesos, comportamientos,… y todo eso debe entrar en nuestra evaluación.
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