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viernes, 25 de mayo de 2018

Caminando hacia la utopía: Entornos favorecedores del aprendizaje.

Seguimos nuestra andadura tras un periodo en el que no he publicado nada. Pido disculpas por ello, pero como siempre me pasa, me meto en demasiados fregados al mismo tiempo. En fin, hecha la petición de disculpas, ... vamos al lío.

El tema de hoy es intentar aclarar un poco mi visión de cuáles pueden ser los entornos más favorecedores para un aprendizaje lo más completo posible.

No voy a hablar de metodologías, eso ya lo he realizado en la anterior entrada y además, mi compañera Milagros ( @milagrosrubiop ) hizo una buena recopilación que os animo a leer. Este artículo se puede encontrar en esta entrada.

Quisiera comenzar, después de esta introducción, haciendo una llamada de atención a la forma de plantear nuestras actividades. Evidentemente, no podemos en la época actual seguir el mismo modelo del siglo pasado (o anteriores) y que consistía básicamente en la reproducción de contenidos. El profe o la profe se subía a su tarima, largaba su rollo, mandaba una serie de ejercicios que cada alumno o alumna hacía de forma individual (recordemos la distribución de un aula en la cual lo que se veía era la pizarra verde o negra y el cogote del compañero o compañera que estaba delante) y que después se "controlaba" mediante un examen. Por otra parte, también recordemos que la distribución que se hacía del alumnado dentro de la clase, muchas veces estaba más basada en el comportamiento, en la "sapiencia" o en la afinidad docente-discente.

No quiero decir que no se hagan actividades individuales, por supuesto que habrá momentos en los que sean necesarias, pero lo que hay que hacer es buscar alternativas a este modelo que no puede ser exclusivo.

Dentro del perfil de nuestro alumnado, y sabiendo que cada persona es distinta a otra, nos encontramos que algunas no quieren trabajar con nadie, prefieren hacer las cosas individualmente, otras que directamente no quieren hacer, otras que necesitan un apoyo de algún compañero o compañera para animarse a realizar, otras que...

Eso en cuanto a las relaciones de trabajo. Si pensamos en el tema de aptitudes y conocimientos, también nos podemos encontrar con una amplia gama de casos: desde el alumnado catalogado como de "altas capacidades" hasta el que tiene adaptaciones curriculares del tipo que sea.

La idea fundamental es el respeto a cada uno, pero desde ese respeto debemos intentar una especie de "modificación de conducta" (aunque eso suene un poco feo). Cambiar la visión tan competitiva de nuestra sociedad es tan necesaria como el comer. La competición está en nuestro ADN representada por la comparación entre unas personas y otras, y además, desde las administraciones educativas se fomentan también (pruebas tipo PISA para comparar países, las pruebas escala, estadísticas de números de aprobados o suspensos por centro, zona, provincia,...). Esta es una inercia que deberíamos de romper. La comparación siempre es base de frustración. Dejadme que personalice un poco.

Si yo me comparo con Nureyev, me voy a sentir mal por no poder bailar como él. Si me comparo con Einstein, me voy a deprimir: yo nunca podré inventarme o descubrir la teoría de la relatividad. Claro, me vais a decir que esa comparación no vale, que me estoy comparando con verdaderos genios. De acuerdo. Vamos a bajar el listón (ojo, no quiero decir que los que voy a mencionar no sean genios también, vayamos a que me lean y se ofendan, es sólo que no tienen tanta fama como los anteriores).

Salieri versus Enrique. No sé si conocéis al primero (al segundo aunque sea virtualmente creo que sí).  Antonio Salieri era un músico compositor coetáneo de Mozart. No es demasiado conocido, aunque si sois aficionados al cine, en la película Amadeus sale como enemigo acérrimo del mismo. Pero ese es otro tema. Pues evidentemente, yo salgo perdiendo. Si escucho sus composiciones me deprimo por no poder hacer lo mismo.

Sin embargo, yo tengo otras genialidades distintas y que debo reconocer que tengo.  Yo sé (con toda la humildad del mundo) que la escritura se me da más o menos bien, que algo del tema de evaluación, competencias, currículo,.. sé y que puedo transmitirlo. Pero no me quiero comparar con nadie, ya  que la base fundamental de toda mi idea es compartir habilidades. Yo aprendo de otras personas que tratan los mismos temas u otros que me parecen lo mismo de interesantes que los que yo trato.

Aunque sea de una forma virtual, me estoy empapando de las aportaciones que otros genios (sí, porque yo los considero genios en su temática) y estoy conformando mi propio pensamiento y acumulando saber.

¿Dónde quiero llegar?

Venga. vamos aterrizando. Quiero abarcar dos aspectos. Uno es el trabajo colaborativo/cooperativo, y otro es la adaptación de las actividades a las necesidades / capacidades personales del alumnado.

Primer apartado: El trabajo colaborativo y cooperativo.

Antes de comenzar, vamos a distinguir entre uno y otro. Entendemos como trabajo colaborativo el proceso por el cual valoramos el proceso para la ejecución de una proyecto, sin embargo, el cooperativo va más enfocado al producto final que estamos pidiendo. Por supuesto no son excluyentes, sino que podemos hacerlos complementarios (creo que deberíamos desarrollar ambos tipos). En nuestro actual sistema, donde hay que emitir informes de evaluación (casi exclusivamente son de calificación) es importante evaluar tanto el proceso como el producto final. Para no repetir las palabras cooperativo y colaborativo en el resto de la entrada, y como propongo el trabajo por ambos sistemas, me referiré a ellos como trabajo colaborativo.

Un primer aspecto a tener en cuenta es que debemos pensar muy bien el tipo de agrupamiento que vamos a tener en clase. El trabajo colaborativo se basa en el trabajo en grupo (sin grupo no hay colaboración,¿no?).  Este tipo de trabajo no es la suma de individualidades, sino la aportación de los valores individuales, ya que todos tenemos valores (como dirían los romanos "ut supra demonstravimus").

Ya hemos definido que tiene que ser grupos. Ahora viene la gran o grandes preguntas: ¿De cuántos? ¿Homogéneos o heterogéneos?, ¿Todos hacen lo mismo? ¿Asignamos roles a cada alumno o alumna dentro del grupo? ... y podemos hacer preguntas "hasta el infinito y más allá".  No quiero hacer un análisis exhaustivo de este modelo de trabajo, hay mucha literatura sobre el mismo y grandes conocedores que por suerte comparten todo lo que saben. Mi pretensión no es otra que proponer lo que personalmente me ha funcionado con un grupo de alumnos y alumnas de características "especiales".

Los grupos que yo hice eran de cinco personas. Al comienzo de curso les dejé a ellos que lo formaran, aunque desde el principio les dejé claro que en cada proyecto que hiciéramos los componentes del grupo iban a ir cambiando, como así fue.  Mi intención es que al finalizar el curso, todos y todas hubieran coincidido con el resto al menos una vez. Desde aquí reconozco que hice un poquito de trampa. En el segundo proyecto que realizamos (grupos distintos a los del primer proyecto), hubo un grupo que "no estuvo a la altura de mis expectativas" y en el tercer proyecto los agrupé con otros criterios. A partir de ese momento los grupos funcionaron bastante bien.

¿Qué criterios usé?  Pues el de hacer grupos completamente heterogéneos, no sólo en el "nivel curricular", sino también teniendo en cuenta las capacidades de cada persona y sobre todo, sus habilidades. Intenté poner siempre a un "investigador",  un ·"redactor", un "ilustrador", un "comunicador" y lo que yo llamaría un "polivalente", cuya misión sería ayudar a aquellos que necesitaran algo dentro del grupo.  Esa era mi intención, pero la realidad es que, a veces, me encontraba con dos redactores, dos ilustradores, o ningún comunicador.  Pero el intento se hizo. El cambio de roles también se intentaba, a veces con buenos resultados.

Planteado de esa forma, parece que no estoy cumpliendo lo que he dicho que esto no es la suma de individualidades, sin embargo sería todo lo contrario. Cada uno aportaba sus habilidades, aportando su docencia al resto de compañeros del grupo cuando presentaba sus realizaciones y pedía opinión al resto. El que no sabía dibujar le aportaba al que sí sabía cosas para mejorar la ilustración. Aunque esa persona no tuviese esa habilidad del dibujo, sí podía tener la habilidad de criticar y aportar para mejorar lo que otro compañero o compañera había realizado.  De esta forma colaboraban y cooperaban para la realización de ese trabajo final que después tendrían que comentar y exponer al resto de la clase.

Por supuesto, yo no hacía distinción entre el alumnado con características especiales (entiéndase alumnado clasificado como NEAE) del resto, ya que si en algún aspecto mostraba una carencia en algo, esta era subsanada por el resto del grupo, es más, los compañeros eran los que empujaban a este alumnado y les hacían conseguir nuevas metas que de otra forma no hubieran alcanzado.

Seguro que os estaréis preguntando en qué nivel y en qué áreas lo llevé a cabo. Pues os aclaro la duda. La primera vez que lo hice, estaba con una grupo de quinto de primaria, y al trabajar por proyectos, englobaba todas las áreas comunes: lengua, mates, naturales, sociales y plástica. La segunda vez, reconozco que la más satisfactoria, era en un grupo de segundo de la ESO (el segundo E, ya os podéis imaginar la composición del grupo), y trabajábamos el ámbito sociolingüístico y la música. Esto era de manera oficial, porque las producciones que hicieron podían haber sido también para plástica, tecnología, ...

Es decir, lo he trabajado tanto en primaria como en secundaria, y animo a las personas a que lo realicen.

El segundo apartado que quiero tratar es el de las actividades. La adaptación de las actividades a las necesidades / capacidades personales del alumnado.

Me vais a permitir que siga contando mi experiencia, y que no me ande mucho por las ramas de la fundamentación teórica o de decir "esto es lo que tenéis que hacer", sin haberlo realizado yo antes.
De verdad que lo que expongo no es teoría, es realidad que a mí me ha pasado.

Ya he comentado que desde que descubrí el trabajo por proyectos, (bueno, yo lo conocí como trabajo por centros de interés), y el aprendizaje colaborativo decidí que yo debía ir por esa carretera. Ahora bien, flaqueaba un poco en cuanto a las necesidades personales y sobre todo al respeto de cada una de las personas. Mis planteamientos eran los de siempre, un proyecto con una serie de actividades que había que desarrollar y que todos debían lograr de la misma forma. Claro, ahí estaba en un error. Me di cuenta que el respeto a las capacidades individuales no estaba,  que si una actividad del proyecto era la resolución de un problema, por ejemplo, unas personas lo solucionaban porque "estaban sobrados" de conocimientos, mientras que otros no lo hacían por carecer de los mismos. Mejor dicho, no es que careciesen de ellos, sino que yo no les ofertaba la posibilidad de llegar a una solución de otra forma. Ahí es donde estaba mi error, y tras darme cuenta, comencé a estudiar el tema.

En este momento tomé el rol de "investigador" y me encontré, así, de sopetón, con algo llamado DUA. Una veces me lo encontré como "Diseño Universal del Aprendizaje", otras veces se cambiaba la palabra "diseño" por "desarrollo", el "del" por el "para", aunque personalmente pienso que eso es lo que menos importa.

Pasa lo mismo que con el trabajo colaborativo, hay mucha literatura que os invito a leer.

De una forma minimalista, lo que yo apliqué del DUA en el desarrollo de mis proyectos es la adecuación de las actividades que había que realizar a las capacidades reales del alumnado. Vamos con un ejemplo muy tonto para ver si os puedo aclarar esa idea.  Uno de los proyectos que hicimos es el estudio del mundo romano (creo que en alguna entrada anterior ya lo había mencionado). Una actividad era la construcción de una maqueta. Un grupo realizaba la maqueta de la basílica, otro del templo de Júpiter, otro el de Juno, otro realizaría la maqueta del teatro,... y al final, toda la clase habríamos construido una ciudad romana al completo.

En un grupo tenía una persona con un déficit visual. Pues bien, a la hora de realizar la maqueta, la del teatro, por cierto, me doy cuenta que las líneas para recortar que había puesto en la plantilla eran demasiado finas y que era imposible que esta persona las viese. Solución, cogí la plantilla y repasé las líneas con un trazo más grueso. Esta persona consiguió hacer su trabajo dentro del grupo, desarrolló su labor, se sintió integrada y acogida por el resto del grupo porque se unía su parte perfectamente a la de sus compañeros y, sobre todo, se sintió feliz. Hizo lo mismo que sus compañeros.

Fue simplemente cambiar el grosor. Fue adaptar la actividad a las necesidades reales. Si lo traspasamos a otro tipo de actividades ocurriría lo mismo: Plantear un problema por líneas de datos en lugar de todo un texto seguido,  usar un diccionario en línea en lugar de uno en papel, ... es aportar los recursos necesarios para que esa persona desarrolle su propio aprendizaje. El DUA no tiene más filosofía que el planteamiento del aprendizaje acorde a las necesidades del alumnado, y ello conlleva la redacción de las actividades de una forma que sepamos que nuestro alumnado lo va a conseguir.  Si pensamos en actividades y desarrollo de habilidades para la consecución de las competencias personales estamos hablando de un diseño DUA.


En esta entrada hay algunas ideas expresadas que no sé a ciencia cierta si son correctas. Por supuesto estoy abierto a cualquier sugerencia o a que me saquen de mi error.

En breve, seguimos caminando hacia la utopía.

1 comentario:

  1. Hola Enrique.

    Permíteme este comentario, primero para decirte que congeniamos en intereses e inquietudes educativas. ME ENCANTA cómo proyectas las evidencias de tu práctica didáctica!!! Graciassss.

    Desde hace un tiempo, intento transmitir el enfoque DUA y me alegra que tú también hayas llegado hasta él. Quiero aclarar que, si se identifica con el término "Diseño" es porque se refiere a tener un currículo flexible, abierto y alternativo desde que se gesta ese currículo, desde la base, es decir a la hora de planificar. Esto es complejo, claro, de ahí la necesidad de ir también adaptando el DESARROLLO curricular cuando sea necesario; pero esos ajustes o adaptaciones a posteriori deben ser los mínimos.

    Me gustaría que leyeras un artículo que escribí hace unos meses sobre el DUA, quizás ya lo conozcas:
    https://emtic.educarex.es/224-emtic/atencion-a-la-diversidad/3020-diseno-universal-para-el-aprendizaje-porque-todos-somos-todos

    Intento hacer una apuesta personal y profesional por seguir difundiendo el DUA, por hacerlo extensivo. Necesitamos rodaje en este sentido, pero todo es EMPEZAR, PONERSE. Lo importante es la actitud de querer, para poder; y detrás vienen más cosas, pero ante todo hay que querer.

    Comparto igualmente otro artículo sobre el diseño accesible a nivel de contenidos web, donde también puedes conocer el Proyecto CREA en el que estoy trabajando, por si te interesa, con recursos educativos online abiertos y gratuitos que intentan programarse teniendo en cuenta los 3 principios DUA. Aunque aún hay muchas cosas mejorables, lo sé.
    https://emtic.educarex.es/224-emtic/atencion-a-la-diversidad/3079-crea-con-diseno-universal-para-el-aprendizaje

    Espero que podamos seguir compartiendo inquietudes, experiencias, necesidades... porque estamos en la misma onda.

    Gracias compañero por estar al otro lado de una pantalla, nos seguimos en la Red. ;-)

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