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Sí, ya sé que todavía no ha salido oficialmente el real decreto de enseñanzas mínimas de la etapa de secundaria y que actualmente solo disponemos del de Primaria aprobado y el borrador del de ESO. Lo que sí está claro, es que si el borrador se aprueba sin grandes modificaciones, la intención es que no se den calificaciones hasta el final de curso.
También estamos a la espera de conocer las concreciones que harán las comunidades autónomas en este aspecto. Todo eso lo sé, pero... ¿no podríamos ya plantearnos algunas situaciones para que al menos nos sirvan como base para un debate? Pues ésa es mi intención con estas palabras.
El artículo 14 del RD de Primaria nos habla de evaluación, una evaluación con los mismos adjetivos que ya se mencionan en cada ley educativa que se promulga: formativa, continua,... y a renglón siguiente, en el artículo 15 encontramos la normativa sobre la promoción. Destaco que en ambos artículos no se habla de áreas suspensas, sino de informes competenciales al finalizar el ciclo donde se “certifique” el grado de consecución de las competencias clave. Por lo tanto, el número de áreas suspensas, no importa. Aquí me vendría de perlas poner la frase “Entonces, ¿para qué vamos a calificar al alumnado al final de curso? ¿Para qué darnos ese trabajo?”, pero eso es ya una discusión bizantina porque en el artículo 26 de dicho real decreto sí se nos obliga a calificar y poner una nota (en este caso, nota “no numérica”) a cada área cursada. Dichas notas, están establecidas en cinco grados, siendo cuatro de ellos positivos y uno negativo. (Sí, sigo preguntándome que para qué, de verdad que no le encuentro otra justificación que no sea la meramente estadística para encontrar un mismo rasero comparador y después establecer un análisis demostrando que no hay tanto fracaso escolar como se dice, o ¿sí lo hay?)
Eso en el caso de Primaria. En Secundaria, según el proyecto legislativo publicado en la web del Ministerio, y en espera de que se apruebe su redacción, es el artículo 15 el que nos marca cómo debe ser la evaluación y el 16 la promoción del alumnado. Aquí ya sí nos encontramos con una finalidad de hacer la calificación. En el punto 2 de dicho artículo ya se establece que “promocionarán quienes hayan superado las materias o ámbitos cursados o tengan evaluación negativa en una o dos materias.” Si estábamos esperando una excusa para imponer la calificación en un final de curso, ya la tenemos. Y ya en el artículo 31.2 establece esos cinco grados, el negativo y los cuatro positivos.
Sí, es cierto que esto no impide la promoción, ya que es decisión del equipo docente, pero es la excusa perfecta para poner una barrera a algún que otro alumno o alumna.
Resumiendo esta parte, nos vamos a pasar todo el curso con una evaluación más criterial y competencial para llegar a junio y poner una calificación. Una calificación que después no va a servir para nada, (salvo para la estadística que he mencionado antes) ya que ni siquiera en el título oficial de la ESO va a aparecer la nota media del expediente.
Ahora, lo que se nos plantea es cómo llegar a poner esa calificación, ¿no? Pues vamos a ver cuál es mi propuesta, (como digo siempre, es una propuesta de las que yo llamo “loca” y que está abierta a comentarios y críticas, constructivas, por favor).
¿Cuál sería el itinerario a seguir para alcanzar esa unión entre evaluación y calificación?
Vamos a ello.
Según el modelo curricular que se nos propone, tenemos la suerte (o la desgracia, según se mire) de tener una estructura por ciclos en las áreas y materias. Dejando al lado el apartado de las competencias específicas que ocupan toda la etapa y que nos podrían servir para otras ideas inclusivas, (es una de las cosas a las que estoy dando vueltas), los referentes de la evaluación son los criterios marcados para cada ciclo en cada una de esas áreas.
Se supone que el enunciado de los criterios dicta lo que hay que tener conseguido al finalizar el ciclo, por lo que es necesario hacer una concreción de los mismos para los dos niveles que componen el ciclo. Es decir, o bien dejamos unos criterios de evaluación para el segundo nivel y otros para el primero, o bien los graduamos de tal manera que en el primer nivel se acometa la consecución hasta un cierto límite y se termine de conseguir todo el criterio en el segundo nivel. Esto se podría hacer perfectamente haciendo una lista de cotejo o una rúbrica progresiva de dicho criterio. Dicha lista podríamos haberla diseñado de tal manera que recogiese los aspectos de forma progresiva de tal forma que el criterio se trabaja en primero y segundo, pero a niveles distintos, estando definidos todos los aspectos a tener en cuenta cuando el alumno o alumna acabe el ciclo.
Para poder realizar la herramienta (yo llamo herramienta a las rúbricas y listas) tengo que tener en cuenta la estructura formal que se le ha dado a los criterios. Analicemos uno de ellos:
- CRITERIO: 4.1.Utilizar técnicas individuales elementales de interpretación musical y corporal para el desarrollo de las destrezas musicales, potenciando la manifestación y el control de emociones y la seguridad en sí mismo.
- (Qué -> infinitivo) + (complemento) + (cómo)
Y como es de ciclo, tengo que graduarlo teniendo en cuenta los saberes básicos que yo creo que me van a permitir conseguirlo de acuerdo a los establecidos en el RD.
Si antes hemos visto un ejemplo de criterio de Música de Secundaria (segundo ciclo), vamos ahora a ver un ejemplo desarrollado de un criterio del área de Lengua Extranjera de Primaria.
Criterio: |
Saberes básicos: |
3.2 Seleccionar y utilizar, de forma guiada y en situaciones cotidianas, estrategias elementales para saludar, despedirse y presentarse; expresar mensajes breves; y formular y contestar preguntas sencillas. |
– Funciones comunicativas básicas de uso común adecuadas al ámbito y al contexto: saludar, despedirse, presentar y presentarse; describir personas, objetos y lugares; pedir e intercambiar información sobre cuestiones cotidianas; describir rutinas; dar indicaciones e instrucciones; expresar el tiempo, la cantidad y el espacio. |
Para graduar un criterio, podemos hacerlo modificando uno de los tres aspectos mencionados antes: el verbo, el complemento o la situación. Lo que sí debemos tener claro es que lo que dice el criterio es para el nivel final del ciclo, por lo que siempre, la modificación que se realice, deber ser para facilitar la consecución del mismo. Esto nos puede servir para hacer una programación bajo el prisma del DUA y la multinivelación, pero ese es otro tema que abarcaremos en otro momento.
Os pongo como ejemplo una tabla en la que recojo una lista de cotejo del criterio mencionado antes:
3.2 Seleccionar y utilizar, de forma guiada y en situaciones cotidianas, estrategias elementales para saludar, despedirse y presentarse; expresar mensajes breves; y formular y contestar preguntas sencillas. |
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Descripción: |
Nivel |
TR |
En Pr |
Cons. |
1.- Selecciona, de forma guiada, expresiones de saludo en situaciones cotidianas. |
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2.- Selecciona, de forma guiada, expresiones de despedida en situaciones cotidianas. |
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3.- Selecciona, de forma guiada, expresiones para presentarse. |
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4.- Utiliza, de forma guiada, expresiones de saludo en situaciones cotidianas. |
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5.- Utiliza, de forma guiada, expresiones de despedida en situaciones cotidianas. |
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6.- Utiliza, de forma guiada, expresiones para presentarse. |
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7.- Expresa oralmente mensajes breves relacionados con saludos. |
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8.- Expresa por escrito mensajes breves relacionados con saludos. |
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9.- Expresa oralmente mensajes breves relacionados con despedidas. |
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10.- Expresa por escrito mensajes breves relacionados con despedidas. |
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11.- Formula preguntas, de forma guiada,... |
Como verás, he cortado en el aspecto undécimo por aquello de no alargar más la tabla. Se pueden sacar muchos más aspectos modificando y cambiando verbo y/o situaciones.
Y te estarás preguntando la causa de esa exhaustividad, ¿verdad? Pues te puedo comentar dos razones. La primera porque me va a servir para conocer en qué situación exacta está el alumnado, y si se “atranca en uno u otro aspecto determinado. Así puedo poner los medios para darle el empujón que necesita. Y una segunda razón, porque puedo adecuar la evaluación del criterio a un alumno o alumna concreto. De esa forma, todo el alumnado está trabajando ese criterio pero evalúo su consecución de acuerdo a las capacidades personales del mismo. De esa forma no establecería un documento aparte (esa adaptación curricular oficial), sino que la inclusión estaría ya desde mi propia programación.
Por cierto, la columna nivel corresponde a mi propia secuenciación de los aspectos del criterio. Si creo que esos son todos aspectos a trabajar y conseguir en el primer nivel del ciclo, pondría 3º o en su caso 4º o ambos. Con la columna “TR” me estoy refiriendo a los aspectos que ya han sido trabajados, y que por lo tanto, puedo evaluar completando la columna “En Pr” (En Proceso)o “Cons” (Conseguido) si el alumnado está en una de esas situaciones.
Se me ha olvidado aclarar que esta tabla está extraída del informe personal del alumno/a que he elaborado y que me vale para los dos niveles del ciclo. Cada uno de los alumnos tiene su propio informe (lo puedo tener en digital, en una hoja de cálculo, o en papel, dependiendo de las posibilidades de cada uno) donde voy marcando los logros de cada persona a medida que veo la consecución del aspecto reseñado.
También existe la posibilidad de no hacer esa división de los criterios, sino tomarlos en su conjunto. Haríamos la misma lista, esta vez incorporando en cada fila el criterio al completo. Esto no afectaría a lo que voy a exponer después, pero sería más dificultoso obtener la calificación para el primer nivel del ciclo.
¿Hecho? Vale.
Seguimos entonces. Nos centramos. Tengo una lista de criterios (más o menos concretados) para mi curso de tercero de primaria, por ejemplo. A través de los trimestres, y para las distintas evaluaciones, voy marcando los aspectos conseguidos de dichos criterios en mi hoja de cálculo o aplicación que me sea más cómoda o en mi cuaderno de papel. Llega el final del primero trimestre y puedo emitir un informe con los criterios que se han trabajado en clase y cuál es el nivel de consecución de los mismos por parte de cada uno de los alumnos y alumnas. Esto me sirve para transmitir a los padres, madres o tutores legales la información sobre el aprendizaje que se ha desarrollado.
Pero, llega final de curso y la legislación me pide que especifique una nota (no numérica) para cerrar el curso. Tengo entonces que pensar alguna forma de trasladar esta información criterial a una de las cinco calificaciones posibles: Insuficiente, Suficiente, Bien, Notable o Sobresaliente.
Esta situación es la que nos puede poner más nerviosos, porque ahora tengo que ajustar toda mi evaluación a esos cinco grados.
Recuerdo que en Cataluña se ha hecho algo parecido. En esta comunidad autónoma quitaron la numeración también, y establecieron cuatro grados: “Para expresar los resultados de los aprendizajes de los alumnos y el grado de adquisición de las competencias se utilizan calificaciones cualitativas, que son: no adquisición (NA), adquisición satisfactoria (AS), adquisición notable (AN) y adquisición excelente (AE).” Esto es algo muy parecido a lo que se implanta ahora con el RD.
Me vais a permitir que sea un poco malo durante un rato. A ver, Cataluña implanta por su cuenta este sistema, pero claro, tiene que hacer algo que sirva de puente para otras comunidades que sí tienen calificación numérica, por si acaso un alumno o alumna se traslada. Entonces, en el anexo 6 de la orden de evaluación incorpora una tabla con las relaciones entre esa calificación no numérica y la numérica de la siguiente forma:
- Adquisición excelente: Sobresaliente (SB): 9 o 10;
- Adquisición notable:Notable (NT): 7 o 8;
- Adquisición satisfactoria: Suficiente (SU): 5 o Bien (BI): 6;
- No adquisición: Insuficiente (IN): 1, 2, 3 o 4
Sigo siendo malo, ¿vale?
Si damos ya una tabla de conversión entre las distintas calificaciones, y arrastramos la tradición numérica, lo más cómodo es seguir haciendo lo mismo en mi cuaderno (calificar de 1 a 10) y después, según esta escala cambiar a la nomenclatura nueva. Es decir, no traspaso desde las adquisiciones competenciales hacia la calificación numérica sino al contrario. De esta forma, cumplo la ley, pero no el espíritu de la ley. Yo podría seguir poniendo notas en mi cuaderno, hallando la media y al final, en lugar de poner un notable, pues pondría un “adquisición notable”.
Dejo de ser malo. No ha sido mucho rato, ¿verdad?
¿Qué pasa ahora? Pues que ya no tenemos numeración por ningún sitio. Ya no podemos agarrarnos a ninguna estratagema de este tipo (en principio), porque no hay establecido en ningún sitio una equivalencia de número con referencia a la palabra con la que vamos a calificar.
Esto hace que tengamos que cambiar obligatoriamente nuestra formulación de los criterios de calificación. Sí, debemos diferenciar entre criterios de evaluación, los que vienen marcados por ley y que podemos adecuar a nuestro alumnado y lo que serían los criterios de calificación, que son los que nos van a permitir emitir esa calificación que nos piden al finalizar cada curso.
Yo tengo claras dos cosas con referencia a este tema. La primera que los criterios de calificación no pueden estar basados en los instrumentos que usemos: exámenes, actitud, trabajos en casa, … ya que sería ilógico estar todo el curso trabajando a base de criterios de evaluación para ahora tomar partido por los instrumentos que use y sobre todo poniéndoles una nota numérica a los mismos. Y segundo, los criterios de calificación deberían estar determinados por el centro, para que estuviesen fijados a fin de que cualquier docente tenga el respaldo de una calificación más o menos objetiva.
Dicho todo esto, os propongo la idea loca que me ronda en la cabeza para poder traspasar los datos hacia esa calificación en cinco grados que nos marca la normativa.
Partiendo de esa lista de cotejo, donde tengo marcados mis criterios de evaluación, (ya sean desglosados en aspectos o no), tengo registradas todas las marcas de lo que ha ido consiguiendo total o parcialmente el alumno o alumna. Por ejemplo, y siguiendo con el área de Lengua Extranjera en segundo ciclo de Primaria, tengo el siguiente registro:
6.2 Reconocer y apreciar la diversidad lingüística, cultural y artística propia de países donde se habla la lengua extranjera como fuente de enriquecimiento personal, mostrando interés por comprender elementos culturales y lingüísticos elementales y habituales que fomenten la convivencia pacífica y el respeto por los demás.
6.3 Seleccionar y aplicar, de forma guiada, estrategias básicas para entender y apreciar los aspectos más relevantes de la diversidad lingüística, cultural y artística.
Criterio de evaluación |
En Pr |
Cons |
|
1 |
1.1 Reconocer e interpretar el sentido global, así como palabras y frases previamente indicadas, en textos orales, escritos y multimodales, breves y sencillos, sobre temas frecuentes y cotidianos de relevancia personal y próximos a su experiencia, así como de textos de ficción adecuados al nivel de desarrollo del alumnado, expresados de forma comprensible, clara y en lengua estándar a través de distintos soportes. |
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2 |
1.2 Seleccionar y aplicar, de forma guiada, estrategias adecuadas en situaciones comunicativas cotidianas y de relevancia para el alumnado, para captar el sentido global y procesar informaciones explícitas en textos breves y sencillos sobre temas familiares. |
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3 | 2.1 Expresar oralmente frases cortas con información básica sobre asuntos cotidianos y de relevancia para el alumnado, utilizando, de forma guiada, recursos verbales y no verbales, prestando atención al ritmo, la acentuación y la entonación. | ||
4 |
2.2 Redactar textos muy breves y sencillos, con adecuación a la situación comunicativa propuesta, a partir de modelos y a través de herramientas analógicas y digitales, usando estructuras y léxico elemental sobre asuntos cotidianos y de relevancia personal para el alumnado. |
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5 |
2.3 Seleccionar y aplicar, de forma guiada, estrategias para producir mensajes breves y sencillos adecuados a las intenciones comunicativas, usando, con ayuda, recursos y apoyos físicos o digitales en función de las necesidades de cada momento. |
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6 |
3.1 Participar en situaciones interactivas breves y sencillas sobre temas cotidianos, de relevancia personal y próximos a su experiencia, preparadas previamente, a través de diversos soportes, apoyándose en recursos tales como la repetición, el ritmo pausado o el lenguaje no verbal, y mostrando empatía y respeto por la etiqueta digital. |
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7 |
3.2 Seleccionar y utilizar, de forma guiada y en situaciones cotidianas, estrategias elementales para saludar, despedirse y presentarse; expresar mensajes breves; y formular y contestar preguntas sencillas. |
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8 |
4.1 Interpretar y explicar textos, conceptos y comunicaciones breves y sencillas, de forma guiada, en situaciones en las que atender a la diversidad, mostrando empatía e interés por los interlocutores e interlocutoras y por los problemas de entendimiento en su entorno más próximo, apoyándose en diversos recursos y soportes. |
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9 |
4.2 Seleccionar y aplicar, de forma guiada, estrategias elementales que ayuden a crear puentes y faciliten la comprensión y producción de información y la comunicación, usando, con ayuda, recursos y apoyos físicos o digitales en función de las necesidades de cada momento. |
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10 |
5.1 Comparar y contrastar las similitudes y diferencias entre distintas lenguas reflexionando, de forma guiada, sobre aspectos básicos de su funcionamiento. |
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11 |
5.2 Utilizar y diferenciar, de forma guiada, los conocimientos y estrategias de mejora de su capacidad de comunicar y de aprender la lengua extranjera, con apoyo de otros participantes y de soportes analógicos y digitales. |
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12 |
5.3 Registrar y aplicar, de manera guiada, los progresos y dificultades elementales en el proceso de aprendizaje de la lengua extranjera, reconociendo los aspectos que ayudan a mejorar y participando en actividades de autoevaluación y coevaluación, como las propuestas en el Portfolio Europeo de las Lenguas (PEL). |
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13 |
6.1 Actuar con respeto en situaciones interculturales, identificando y comparando semejanzas y diferencias elementales entre lenguas y culturas, y mostrando rechazo frente a discriminaciones, prejuicios y estereotipos de cualquier tipo en contextos comunicativos cotidianos y habituales. |
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14 | 6.2 Reconocer y apreciar la diversidad lingüística, cultural y artística propia de países donde se habla la lengua extranjera como fuente de enriquecimiento personal, mostrando interés por comprender elementos culturales y lingüísticos elementales y habituales que fomenten la convivencia pacífica y el respeto por los demás. | ||
15 | 6.3 Seleccionar y aplicar, de forma guiada, estrategias básicas para entender y apreciar los aspectos más relevantes de la diversidad lingüística, cultural y artística. |
Son en total 15 criterios que valorar.
Ahora vamos a establecer qué valor tiene las marcas de “En proceso” y las de “Conseguido”. Hay dos posibilidades, a elegir (y ya digo que esa elección se debería hacer por centro, para ir todos a una).
La primera opción es ir por porcentajes, es decir, fijar los cinco porcentajes que corresponderían a los cinco grados de calificación. No voy a cometer el error (desde mi punto de vista) de hacer intervalos numéricos tradicionales, es decir, convertir los números de 1 a 10 en porcentajes, asignando del 0 al 49 % de los criterios superados tiene un insuficiente, del 50 al 59 % tiene un suficiente, etc. Y no lo voy a hacer porque la ley no me marca dónde está el límite entre la calificación positiva o negativa, no hay nada (ya veremos las concreciones autonómicas) que me ponga el listón y me fije los niveles. Y, si no hay nada, yo puedo fijarlos donde mi acción pedagógica crea que es más favorecedora para el alumnado. Por lo tanto, puedo decir que si el alumno ha superado el 20 % de los criterios, pasa a tener una calificación positiva. ¿Vamos a seguir pensando que se necesita la superación de la mitad de los criterios para obtener una calificación positiva? ¿Hay razones pedagógicas para ello?
En esa primera opción he considerado un valor igual para los criterios que están en proceso o los conseguidos. Se podría estudiar también valores distintos para cada columna, pero creo que en una educación básica, se pueden tomar ambos con ese mismo valor.
La segunda opción es que asignemos numeración a la superación. No es la propuesta que más me guste, pero reconozco que para algunos compañeros y compañeras puede ser un paso intermedio antes de romper el esquema por completo. En este caso, voy a distinguir entre las dos columnas. A los criterios que están marcados en la columna de “En proceso” les voy a dar un valor de 1. A los criterios marcados como conseguidos, los voy a valorar con un 2. El resto ya lo estaréis imaginando. Si son 15 criterios, el número máximo que se puede obtener es 30. A partir de ahí, habrá que establecer el intervalo que consideremos para los distintos grados calificativos, por ejemplo: de 1 a 6 puntos, insuficiente; de 6 a 12 suficiente, de 12,...
Las dos formas que propongo son acordes a la ley, ya que toman como referentes los criterios de evaluación, se establecen las calificaciones finales y no llevan calificación numérica.
Espero vuestros comentarios, y ya digo, como siempre, que esto no dejan de ser ideas locas que pueden servir para entablar diálogos constructivos entre las personas que conformamos el #claustrovirtual.
Estimado Enrique, mi nombre es Juan Antonio Aunión, soy redactor de la sección de Educación del diario El País. Me gustaría mucho hablar con usted. Mi correo es jaaunion@elpais.es Un saludo y gracias por adelantado
ResponderEliminarBuenas tardes.
ResponderEliminarHe leído su artículo y creo que parte de un planteamiento erróneo.
Los criterios de evaluación no son los referentes de la evaluación en la LOMLOE, son las competencias claves, concretadas en sus descriptores del perfil de salida y los objetivos de etapa. El planteamiento de la LOMLOE es competencial. Por tanto, debemos de partir de la relación de los diferentes elementos del currículo para dar una calificación, en principio por ciclos.
Empezaremos por los criterios de evaluación. Pero estos a su vez están relacionados con las competencias específicas de área o materia, y éstas, a su vez, con los descriptores de las diferentes competencias claves. Pero si llegamos a este nivel de adquisición de cada una de las competencias claves en cada materia o área, se nos olvida un matiz, importante. Las competencias claves se adquieren desde todas las áreas o materias.
¿Cómo expreso una calificación de mi área o materia, en una escala no numérica (IN, SU, B, N, SB), en base a las competencias claves?
Buena pregunta. Quizás se la tendríamos que hacer a la persona o personas que han ideado esto, a ver si nos la responde.
El error bajo mi punto de vista es querer hacer una evaluación competencial y luego quererlo relacionarlo con una calificación, aunque no sea numérica.
Todo lo anterior está muy bien para ver si un alumno/a promociona o titula, pero para emitir una calificación, la cosa no estás clara.