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jueves, 12 de agosto de 2021

Ideas locas sobre la redacción de programaciones. (y II)

 


Continuamos con estas ideas y con el siguiente apartado de la UDI.

  • Metodología y atención a la diversidad.

Probablemente estarías esperando que el siguiente apartado fuese el del desarrollo de las actividades. Pues no, en mi esquema personal yo trataría ahora el apartado metodológico incluyendo en el mismo cómo voy a desarrollar la atención a la diversidad. Me parece que debería ser un paso previo al planteamiento de cómo voy a desarrollar y a plantear las actividades en la clase.

Aunque ya en los aspectos generales habría dado unas pinceladas sobre el tema, es aquí donde podemos desarrollar un poco más explícitamente cómo vamos a desarrollar nuestra labor, qué haría el alumnado, cómo de desarrollarían las clases,... 

No siempre tenemos que hacer las mismas cosas con el mismo esquema. Depende mucho de los objetivos que nos hayamos marcado. En unas ocasiones necesitaremos que trabajen en grupos colaborativos, en otras el planteamiento será más personalizado, en otras usaremos ABP, en otras el ABJ,... Es por ello que en el apartado de los aspectos generales de la programación no hemos profundizado en el tema, sino que es en el desarrollo de la unidad didáctica donde debemos especificar el cómo lo vamos a hacer para conseguir nuestros objetivos.

Un aspecto imprescindible en nuestra labor docente es el conocimiento que debemos tener del alumnado. Ya sé que la ratio impone mucho y dificulta tener ese conocimiento tan necesario, pero, evidentemente, no podemos buscar la excusa para no intentar conocer a cada una de esas personas y saber qué capacidades tiene y cómo podemos acompañarle en su desarrollo. En nuestro diseño metodológico debemos explicitar cómo vamos a actuar con el alumnado que tiene necesidades personales (que no especiales): integrándolo en grupos heterogéneos, asignado tutores que lo acompañen, adecuando las actividades a la capacidad que se tenga, presentando las actividades de una forma inclusiva acorde a dichas capacidades,... Hay una multitud de recursos que se pueden usar para que la integración sea real, efectiva y que nadie se sienta desplazado. Este es un aspecto que debemos tener en cuenta a la hora de plantear nuestras actividades y la forma de evaluación y calificación que vamos a desarrollar en otros apartados.


  • Las actividades.

Llegamos al bloque de la unidad donde tenemos que plasmar lo que realmente vamos a hacer en clase, es decir, qué vamos a hacer nosotros y qué va a hacer el alumnado. Cómo vamos a plantear el tema y qué les vamos a pedir que hagan. Dependiendo mucho del nivel y/o edad del alumnado, podremos comenzar de diferentes formas: un vídeo introductorio, una asamblea para ver los conocimientos sobre el tema que tengan ya, una canción o baile, una yincana, o cualquier otra actuación que nos sirva para realizar una evaluación inicial.

También, antes del desarrollo de la unidad y dependiendo de la edad, podemos facilitarle en un lenguaje que ellos comprendan, cuáles van a ser los criterios de evaluación que vamos a tener en cuenta. De esta manera sabrán exactamente qué se les va a pedir, y revisarán ellos mismos sus producciones para ver si están acordes a lo que se pide. 

Esto nos serviría como introducción al desarrollo de la unidad. Ahora, vamos a trabajar.

El primer paso es plantear qué actividades son las más adecuadas para que, mediante su desarrollo, se consigan al máximo posible lo que hemos expuesto en los objetivos. Tenemos que desarrollar los aspectos concretos de dichas actividades, relacionándolas, por supuesto, con la metodología que hemos desarrollado anteriormente. Si hemos planteado un ABP con elementos gamificados las actividades deben responder a esa idea. Si hemos planteado exclusivamente actividades en grupo, lo que presentemos debe ser eso, un plan de desarrollo con un trabajo final que el grupo deba realizar.

En cuanto a lo que es la presentación de las actividades o de los contenidos que queremos trabajar, tendríamos que hacerlo teniendo en cuenta la diversidad que tenemos en clase. Hay modelos que podemos seguir ( los que proponen el DUA, por ejemplo). Así podemos presentarlo de forma escrita mediante distintos tipos y tamaños de letra, mediante un podcast, un vídeo, pictogramas,... dando así la oportunidad de que cada alumno o alumna escoja el que más le convenga. No todos tienen la misma comprensión lectora, por ejemplo, ni la misma capacidad visual …

Tras la presentación de las actividades, tenemos el propio desarrollo de las mismas. Debemos plantear también, en la medida de lo posible, distintos grados en el desarrollo. Para ello, podemos echar mano de la taxonomía de Bloom ( o de otra si esta no nos gusta) donde hay grupos de verbos que nos ayudan a graduar lo que vamos a querer que se haga. Dependiendo de la capacidad de cada miembro del grupo, podemos “exigir” que haga las cosas que se plantean con un verbo de nivel 1 o de nivel 6.

En cuanto al producto final de esa actividad que hemos planteado, deberíamos hacer mención también a que se pudieran presentar de varias formas, acordes también a las capacidades de cada uno. No vamos a pedirle a una persona cuya capacidad de dibujo sea limitada, que nos presente un producto final a la altura de un cuadro de Leonardo. O una persona que no maneje bien grabadoras, que presente un podcast. Para ello pueden estar las figuras de los tutores o el trabajo en grupo donde cada uno aporta según esas capacidades. Todo esto no significa que el planteamiento de las actividades no tienda al desarrollo e incremento de las posibilidades que el alumnado tenga, sino que no se le pida cosas que sabemos que no va a poder hacer. 

Tanto en el diseño de las actividades, como en el planteamiento del producto final debemos ser realistas, y no diseñar cosas que sabemos que va a ser imposible que lo hagan “a nuestro gusto”.


  • La evaluación.

En este apartado yo no hablaría de calificación, sino de evaluación en sí. Sabemos que la evaluación debe ser continua, es decir, que en cada momento del proceso debemos tomar las referencias necesarias para detectar posibles problemas y ponerles la solución más correcta antes que pase ese momento y sea más difícil tomar medidas correctas. Es más, en mi diseño yo distinguiría entre evaluación formadora y evaluación formativa. Sí, ya sé que estoy metiendo nuevos términos, pero creo que son necesarios y que en una programación (sea para oposiciones o para uso personal) deberían estar. 

La evaluación formadora es la que realiza el docente cuando va revisando el progreso del alumnado y le va acompañando durante el mismo haciéndole los oportunos comentarios para que siga extrayendo y desarrollando todo su potencial. 

La evaluación formativa la hace el propio alumnado, es la autoevaluación, es el desarrollo de la propia capacidad crítica en la cual analiza toda su producción además de todo el proceso que está realizando para conseguir el producto final de una forma acorde a lo que le hemos presentado al principio de la unidad. Por eso es tan importante mostrar desde un principio qué es lo que pretendemos y cómo se lo vamos a evaluar.

A partir de los criterios de evaluación, y de los objetivos que nos hemos propuesto, debemos plantear las técnicas e instrumentos de evaluación para esta unidad. Si vamos a realizar rúbricas, listas de cotejo,... Si vamos a realizar cuestionarios, si la simple toma de datos mediante la observación es suficiente para completar esa rúbrica o lista,... Habrá veces que un cuestionario escrito nos ayude a marcar lo conseguido, otras veces será una exposición, otras la realización de un mural,... pero todos esos productos finales deberán ayudarnos a ver si se han conseguido los objetivos.

Pero en nuestra UDI no debemos quedarnos en la mención de esa evaluación final, ni la continua que hemos mencionado antes. Ni tampoco debemos quedarnos en los criterios de evaluación marcados en la normativa, sino que también tendríamos que hacer referencia a esos criterios de evaluación del proceso y aquellos que nos interesen (sin que vengan en la normativa) pero que van a ayudar al desarrollo de esas capacidades. La forma de interrelacionarse con los demás, el desarrollo del autoesfuerzo,... también son evaluables y autoevaluables. 

He mencionado en el apartado anterior las rúbricas y las listas de cotejo. En mi programación, yo diseñaría para cada criterio de los que voy a trabajar, o bien una rúbrica en grados o una lista de cotejo. Depende mucho del nivel del alumnado y de los objetivos que he planteado. No estoy hablando de hacerlo sobre las actividades, sino sobre los criterios de evaluación. Puede que me interese hacer una rúbrica sobre el uso del cuaderno, pero si eso no es lo que se pide en los criterios de evaluación marcados en normativa, lo puedo usar para mejorar ese aspecto concreto, pero no para hacer una evaluación curricular. Todos sabemos que los docentes evaluamos muchas más cosas de las que en normativa se dicen, pero no deberíamos trasladarlo al ámbito de la evaluación normativa.

Otra cosa que propongo es que, tanto la rúbrica como la lista, estén redactadas en primera persona. Puede ser una posibilidad de integrar al alumnado en su propia evaluación si leen “Soy capaz de”.

En cuanto a redactar esa rúbrica o lista, dependiendo del nivel del alumnado, podemos introducir en nuestra UDI la posibilidad de que el propio alumnado intervenga en la redacción de los aspectos a considerar, que aporten aspectos que a ellos les parezcan importantes o interesantes.


  • La calificación.

En nuestro diseño, propondría separar claramente lo que es evaluación de lo que es la calificación, es decir, la asignación de un número que, por normativa nos están exigiendo en unos momentos determinados.

La pregunta sería: ¿cómo fundamento yo la propuesta de una nota en un informe de un alumno? Yo sigo defendiendo la idea de que si los referentes de la evaluación son los criterios que están expuestos en el desarrollo normativo, la calificación también debería estar basada en ellos.

Vamos a suponer que hemos realizado una lista de cotejo de un criterio. 


EA.CE.3.16. Planificar, diseñar e interpretar solo o en grupo, mediante la voz o instrumentos, utilizando el lenguaje musical, composiciones sencillas que contengan procedimientos musicales de repetición, variación y contraste, asumiendo la responsabilidad en la interpretación en grupo y respetando, tanto las aportaciones de los demás como a la persona que asume la dirección.


Descripción

1

Soy capaz de señalar en una partitura los signos de repetición.

2

Soy capaz de señalar en una partitura variaciones de un tema. 

3

Soy capaz de diseñar composiciones sencillas con lenguaje musical donde se contemplen repeticiones de temas.

4

Soy capaz de diseñar composiciones sencillas con lenguaje musical donde se contemplen variaciones de temas. 

5

Soy capaz de interpretar, como solista, composiciones sencillas mediante voz o instrumento, con repeticiones. 

6

Soy capaz de interpretar en grupo composiciones sencillas mediante voz o instrumento, con repeticiones. 

7

Soy capaz de interpretar, como solista, composiciones sencillas mediante voz o instrumento, con variaciones y contrastes. 

8

Soy capaz de interpretar en grupo composiciones sencillas mediante voz o instrumento, con variaciones y contrastes.

9

Soy capaz de respetar las normas en la interpretación en grupo de obras. 

10

Respeto las aportaciones de los demás y de la persona que dirige. 


Además de servirme esta lista como referente de evaluación, también la puedo usar para obtener la calificación. ¿Y cómo conseguir la calificación?

Supongo que a estas alturas ya sabréis por dónde voy.

Si hemos sacado diez apartados, y valoramos cada apartado con un punto,... la calificación se da por sí misma. Reitero una frase que ya he mencionado en otras entradas: No tengo la necesidad de calificar cada criterio por cada unidad que hayamos planteado. Si tengo que calificar al finalizar el trimestre, puedo ir marcando las cosas a medida que las voy trabajando y evaluando. Al final del trimestre hago un repaso de los criterios y califico de acuerdo a esas anotaciones.

Y ahora me diréis: Vale, lo tengo claro, pero esta nota es de un criterio. ¿Cómo saco la calificación final de la evaluación? ¿O la del final de curso?

Ya la respuesta la tenéis en la mente. Sumo las notas de los distintos criterios y la divido entre el número de criterios calificados. Ya está la nota obtenida.

Hay una serie de aspectos que seguro que estáis pensando, entre ellos...

¿Y si no realizo actividades que pueda evaluar con los diez apartados? ¿Y si mi lista no está con diez apartados porque solo he "desmigado" el criterio en seis? No hay problema. Una posible solución (a vosotros y vosotras seguro que se os ocurren multitud de ellas) es repartir proporcionalmente el resto hasta la obtención del diez entre los apartados que tengo. Lo único que me queda es tener en cuenta si he ponderado el criterio, y realizar dicha ponderación. 

Lo que nunca haría, ni propongo que se ponga en el desarrollo de una programación, es que se califique dependiendo de los instrumentos de evaluación que se usen, es decir, poner que el 60% de la nota dependerá del examen, el 20 % de los trabajos, y el resto por la participación en clase, entrega de tareas y la actitud. Todo lo que queramos tener en cuenta, debería estar presente en los criterios de evaluación.


  • Los recursos, escenarios y temporalización.

Esta sería la penúltima parte a desarrollar y consistiría en la descripción de qué es lo que voy a necesitar para realizar lo que he previsto, dónde lo voy a realizar (clase, patio, salida a una biblioteca o museo, a un mercado,...) y el tiempo en que he previsto dicha realización. Si en el desarrollo de las actividades ya he puesto una temporalización de cada una, este apartado es fácil de completar.


  • Evaluación de la unidad didáctica.

Lo mismo que hicimos en el desarrollo de la programación didáctica, necesitamos incorporar una serie de indicadores reales sobre el desarrollo de la unidad, sobre el resultado y sobre todo del proceso de enseñanza aprendizaje. Es totalmente necesario que seamos autocríticos y que a partir de esos indicadores establezcamos unos mecanismos de mejora.

Con ello yo acabaría con mi diseño de programación y UDI. Si te sirve para coger ideas, perfecto. Si ves que es una locura,... ya te he advertido al comenzar que me gusta regalar ideas locas. 


De todas maneras, gracias por tu lectura.








4 comentarios:

  1. Gracias de nuevo. Muy claro y bien resumido. Yo también estoy de acuerdo con eso de que la AD no debe ir separada de la metodología. Es un principio de actuación, por tanto debe impregnar la práctica diaria.

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  2. Muchas gracias por la lectura y el comentario. Me alegra que no te parezcan ideas tan "locas". Un saludo

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  3. Buenas Enrique, me surgen algunas dudas respecto a la evaluación/calificación de los criterios. Yo selecciono los criterios que voy a trabajar a lo largo del curso escolar en un nivel y área. Luego esos criterios los trabajo en las diferentes unidades, no tengo por qué trabajar todos en todos los trimestres, sino que dependerá de cada unidad. Por tanto, esa ponderación del criterio cambiará en función de la unidad. ¿Es así? Por otro lado, a la hora de calificar cada criterio, si uso una lista de cotejo y quiero comprobar si un ítem se ha conseguido o no y ese ítem vale un punto, ¿como le doy ese punto a ese ítem concreto?, ya que cada ítem tendré que evaluarlo con un determinado instrumento.

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