En esta entrada quiero ceñirme a un tema que al profesorado no le gusta demasiado: la programación. Y, ¿a qué se debe que no nos guste? pues simplemente porque a las personas que nos dedicamos a esto nos gusta más preparar materiales, idear proyectos, adornar la clase o bailar con el alumnado a "gastar" nuestro tiempo en transportar el currículo a un papel (entiéndase físicamente o digitalmente).
El término de programación ha cambiado y ha pasado a tener la denominación de UDI. Ya sé que muchos de los que leéis estas entradas conocéis esto, pero en deferencia a aquellas personas que se acercan por primera vez voy a ir paso a paso.
Comencemos por el principio. ¿Qué es una UDI?
La palabra UDI es un acrónimo resultado de unir las letras de tres palabras: Unidad Didáctica Integrada, y es el elemento referente que se debe tener para el desarrollo de lo que queremos hacer en clase.
De estos tres apartados, dos lo podemos comprender perfectamente, (unidad y didáctica), pero muchas veces confundimos el significado de la palabra integrada. En términos de programación, este "integrada" no se refiere a que unamos distintas áreas en nuestra unidad, sino que se refiere a que integramos todos los elementos del currículo, todos aquellos que ya vimos en la anterior entrada. Si estamos pensando en unir varias áreas, deberíamos añadir un apellido más a este tipo de programación y pasar a denominarla "Unidad didáctica integrada globalizada" o "Unidad didáctica integrada multiárea", o ... (piensa en la denominación que quieras, que seguro que se puede admitir).
Nunca debemos confundir una UDI con un tema del libro de texto. Debemos tomar éste último como un recurso más a utilizar en el desarrollo de nuestra actuación, no como el camino obligatorio que hay que seguir. Normalmente, las editoriales facilitan al profesorado una UDI por cada tema del libro, una UDI tan general que sirve tanto para el alumnado que estudia en Salamanca como los que estudian en Jerez de la Frontera. Lo único que hacen es añadir algunos aspectos para "adecuar" ese documento a la normativa de cada comunidad autónoma.
La unidad didáctica debe estar centrada y pensada para el alumnado concreto que tenemos, incorporando todos aquellos elementos que nos ayuden a desarrollar las capacidades de esas veintitantas personas con las que convivimos muchas horas al día.
Ya hemos aclarado a qué nos estamos refiriendo. Pasamos al siguiente punto: ¿Qué apartados debe tener nuestra UDI?
Si me lo permitís, voy a seguir el esquema que propone la Consejería de Educación de Andalucía, que aunque no está fijada en normativa, sí lo hace en nuestro programa de gestión de los centros educativos Séneca. (Si os soy sincero, mantengo los apartados, aunque modifico el orden de aparición y redacción de los mismos. Al final va a ser cierto eso de que cada maestrillo....)
El primer apartado que nos encontramos es el que corresponde a los datos identificativos, es decir, el título que le vamos a poner, a qué nivel educativo va a ir dirigida, la temporalización o duración de la misma, el área o las áreas a las que corresponde esta programación y una última parte, a la que llamamos justificación, y que consiste en poner de forma general lo que pretendemos al desarrollar esta unidad.
Un segundo apartado corresponde a la concreción curricular. En este apartado es donde especificamos qué criterios de evaluación se van a evaluar en concreto con el desarrollo de esta unidad.
Aclaro un par de aspectos sobre esto.
Yo no aconsejo (a nivel de salud mental del profesorado) especificar en una UDI todos los criterios que voy a trabajar a lo largo de la unidad. Yo puedo trabajar quince criterios, pero, ¿os imagináis lo que sería evaluar tantos criterios por cada uno de los alumnos o alumnas que tenemos en clase? Creo que nos faltaría tiempo para desarrollar y plantear las actividades. Teniendo en cuenta que el planteamiento actual es que cada criterio de evaluación debe ser evaluado (y calificado) al menos una vez en el ciclo, he debido hacer con anterioridad una buena secuenciación de los mismos. Este proceso de secuenciación consiste en seleccionar qué criterios voy a evaluar en el primer nivel del ciclo, en el segundo nivel o en los dos. Cuando veamos el apartado de evaluación introduciremos la idea de profundizar un poco más especificando que se puede hacer secuenciación por evaluaciones y/o trimestres.
Realizada la secuenciación, ya sabemos en qué criterios nos vamos a fijar en cada nivel. Me reitero con la idea anterior: La secuenciación no implica que no se trabajen los criterios, sino que es una señal para que me centre en evaluar esos criterios en ese momento, eso quiero que quede claro. Un ejemplo: yo, para esta evaluación he marcado que me voy a fijar en el criterio 2.5 del área de matemáticas que dice:
"MAT.C.E.2.5. Realizar operaciones utilizando los algoritmos adecuados al nivel, aplicando sus propiedades y utilizando estrategias personales y procedimientos..."
y lo que estoy desarrollando es la suma de números con dos decimales. Para la evaluación de este criterio, lo que debo de tener en cuenta es la capacidad de resolución de los problemas que se planteen y que contengan sumas de números naturales. No voy a fijarme para evaluar este criterio, en este momento, en si se resuelven exclusivamente las sumas sin decimales. Eso ya lo he evaluado con anterioridad. No se trata de ir evaluando de una forma acumulativa, sino de una manera progresiva. (Creo que me estoy adelantando de tema. Paro)
Volvemos a la UDI. Estamos en el apartado de concreción curricular y en la elección de los criterios. Mencionaba antes que quería aclarar un par de cosas, pues bien, aclaro la segunda.
¿Qué es primero, el huevo o la gallina?
(Emoticono de sorpresa y de "¿esto a qué viene aquí?")
De acuerdo, cambio la formulación: ¿Pienso primero en qué voy a desarrollar y después busco los criterios, o, a partir de los criterios pienso en qué voy a desarrollar?
Soy de la opinión de que lo importante es pensar en qué voy a desarrollar con mi alumnado. El encorsetamiento de los criterios sólo lo tengo en cuenta cuando hago un repaso y observo si me falta por evaluar alguno. El criterio lo tengo como referente obligatorio, pero no parto de una lista exhaustiva y correlativa. Si equiparo el huevo a los intereses de los alumnos y alumnas, y la gallina con los criterios de evaluación, decididamente me quedo con lo primero, ya que si parto de intereses tengo un porcentaje de éxito mucho más grande que si parto del desarrollo de los criterios.
Aclarado esto, paso a tratar otro elemento curricular: los contenidos. Nuestra normativa autonómica (la andaluza) ya tiene establecidas las relaciones entre criterios y contenidos, lo que nos facilita mucho la cosa. Ignoro si en otras comunidades y/o países se han establecido también. Al tener ya las relaciones establecidas, cuando elegimos un criterio "arrastramos" los contenidos asociados al mismo, con lo cual, de esos contenidos propuestos elegimos los que realmente vamos a desarrollar en ese momento. Como ya comentaba en anteriores entradas, los contenidos no deben ser el centro de nuestra programación, sino que son un mero referente.
Con esto, el apartado de la concreción está terminado.
El siguiente apartado, que en modelo "oficial" viene al final es el de la valoración de lo aprendido. Personalmente, este apartado aislado no lo veo. Si ya en la concreción curricular hemos explicitado los criterios que vamos a evaluar, podemos directamente especificar la valoración o el modelo que vamos a seguir para su evaluación y calificación, así como el instrumento o instrumentos que vamos a usar para realizar dicha evaluación. Si lo importante en la unidad (sobre todo a nivel de evaluación) es el criterio, podemos hacer "de un tirón" la elección del mismo, los instrumentos que vamos a usar y el modelo de evaluación (rúbricas, listas de cotejo,...)
El tercer y último gran apartado de una unidad didáctica la denominamos "transposición didáctica". Esta es la madre del cordero, lo que realmente pone en valor la programación.
La transposición didáctica es el reflejo de lo que vamos a hacer realmente en clase. El modelo que seguimos tiene distintos apartados, que iremos desgranando poco a poco.
(Creo que la entrada está siendo un poco larga, pero me vais a perdonar que esta vez sea así, ¿verdad?)
Los apartados que encontramos son: Tarea, actividades, ejercicios, metodología, temporalización, recursos, procesos cognitivos y escenarios o contextos. Para poner ejemplos de todo este desarrollo, voy a aprovecharme del trabajo de una compañera, Alba Marina Naranjo Blanco que ha realizado una UDI del área de música que encuentro realmente estupenda.
Vamos por el primero: La tarea.
Entendemos como tarea el desarrollo de una serie de acciones que nos llevan a la elaboración de un producto final que sea evaluable y acorde a los criterios de evaluación que nos hemos marcado. Una unidad didáctica puede tener tantas tareas como queramos, no es necesario pensar en una tarea por cada unidad, sino que podemos integrar varias dentro de cada UDI. Debemos pensar que la tarea es un cajón donde vamos a ir introduciendo dos de los apartados que se tratan a continuación: las actividades y los ejercicios.
Segundo apartado: Las actividades.
En este apartado es ya donde comenzamos a concretar las acciones a realizar. La actividad es lo que nos permite ir configurando ese producto final que hemos mencionado. Las distintas actividades de una tarea son los pasos progresivos que vamos dando para la obtención exitosa de lo que nos hemos marcado.
Tercer apartado: Los ejercicios.
Nivel máximo de concreción. Es el paso a paso para el desarrollo de la actividad. Creo que lo vais a ver mejor con esta imagen de la UDI:
Creo que con esta imagen sobran ya muchas palabras explicativas. No he mencionado, pero lo hago ahora, que una UDI puede convertirse, si se hace con este nivel de concreción, en el cuaderno diario del profesorado, con lo cual no sólo tenemos la programación, sino el desarrollo sesión a sesión de lo que vamos a hacer en clase.
Cuarto apartado: La metodología.
Se trataría de poner qué metodología voy a llevar a cabo para la realización de todo lo que he propuesto. No me extiendo más ya que la próxima entrada se centrará en este aspecto. Os emplazo para su lectura, si queréis.
Quinto apartado: Temporalización.
En una unidad didáctica tenemos dos temporalizaciones, una general, que es la duración prevista de la UDI y otra más específica donde concretamos la duración que va a tener cada actividad. Dependiendo del diseño, una actividad durará media sesión, una, dos,... La suma de dichas sesiones nos marcará el cómputo final de la temporalización de la UDI.
Sexto apartado: Los recursos.
Este apartado es fácil. Sólo es mencionar qué recursos vamos a necesitar para el desarrollo de la actividad: colores, tijeras, ordenadores o tabletas, ... todo ello para tenerlo previsto y no tener que buscarlos a última hora.
Séptimo apartado: Los procesos cognitivos.
Si me lo permitís, en este apartado no voy a especificar nada. Lo trataremos cuando hablemos de metodologías y DUA.
Octavo y último apartado: Los escenarios o contextos.
Toda la idea de la educación por competencias estriba en la transferencia de lo aprendido a un contexto de la vida real. Si planteamos todas nuestras tareas en un ámbito estrictamente de centro docente no estamos desarrollando esa idea. Os pongo un ejemplo. Si estamos tratando el tema de hábitos de vida saludable, tratamos la fruta como alimento necesario y lo unimos con el área de matemáticas, en concreto el uso de las monedas y el cambio, ¿hay algún motivo para no sacar al alumnado a una frutería y que ellos sean los que compren una naranja, una manzana o un plátano? (Es evidente que antes habría que hablar con la persona de la frutería para que nos hiciera el favor).
Estamos desarrollando en la vida real los aprendizajes del ámbito escolar. Estamos ayudando a que si se le encarga por parte de la familia a un alumno o alumna la realización de una compra que sea fácil, la pueda desarrollar sin grandes complicaciones. Estamos transportando la escuela a la vida real.
Con esto acabo la presente entrada. Si habéis llegado hasta el final, daros mi más profunda felicitación y gratitud.
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