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martes, 17 de abril de 2018

Caminando hacia la utopía: El conocimiento del currículo.

Aunque el horizonte, lo mismo que la utopía se retrase tantos pasos como los que damos caminando hacia él o ella, no podemos dejar de caminar.

Realizadas ya dos  entradas sobre el camino del docente, la primera sobre la fundamentación de caminar hacia la utopía, y la segunda, donde mostraba la expresa necesidad de conocer a nuestro alumnado, vamos ahora con el tercer paso, que es en realidad el segundo: 2.- El conocimiento del currículo ("Amigo Sancho, con la normativa hemos topado")

Pues vamos a intentar desarrollar esta parte que nos provoca un poquito de repelús en cualquiera de las acepciones que nuestra RAE especifica.

A nadie se le escapa que hay una normativa de obligado cumplimiento (aunque toda normativa sea de "obligado cumplimiento".  En la misma debemos tener en cuenta diversos apartados, que van desde los objetivos hasta la evaluación, pasando por contenidos, criterios de evaluación, estándares de aprendizaje, indicadores, competencias,... y no sé si en algún territorio tendrán algo más.

La importancia que le demos a cada uno de los apartados mencionados depende mucho de la visión que tengamos o de la finalidad que tengamos presente.

En teoría, nuestra máxima preocupación debería ser el alcance de los objetivos que se marcan al finalizar un curso, ciclo o etapa educativa. Actualmente los tenemos marcados, y sirva como ejemplo los que se mencionan para la etapa de primaria (especifico algunos ya que son bastantes):

b) Desarrollar hábitos de trabajo individual y de equipo, de esfuerzo y de responsabilidad en el estudio, así como actitudes de confianza en sí mismo, sentido crítico, iniciativa personal, curiosidad, interés y creatividad en el aprendizaje, y espíritu emprendedor.

d) Conocer, comprender y respetar las diferentes culturas y las diferencias entre las personas, la igualdad de derechos y oportunidades de hombres y mujeres y la no discriminación de personas con discapacidad.

g) Desarrollar las competencias matemáticas básicas e iniciarse en la resolución de problemas que requieran la realización de operaciones elementales de cálculo, conocimientos geométricos y estimaciones, así como ser capaces de aplicarlos a las situaciones de su vida cotidiana.

Está claro que tenemos marcada la señal de meta de nuestra labor, pero la mayoría de las veces, los objetivos son tan amplios que necesitamos metas intermedias. De ahí surgen los objetivos más específicos englobados ya en áreas y en ciclos y/o cursos. Tomando como ejemplo algunos de matemáticas, encontramos que para la etapa de primaria se definen los siguientes (no todos, es obvio):

O.MAT.3. Usar los números en distintos contextos, identificar las relaciones básicas entre ellos, las diferentes formas de representarlas, desarrollando estrategias de cálculo mental y aproximativo, que lleven a realizar estimaciones razonables, alcanzando así la capacidad de enfrentarse con éxito a situaciones reales que requieren operaciones elementales.

O.MAT.6. Interpretar, individualmente o en equipo, los fenómenos ambientales y sociales del entorno más cercano, utilizando técnicas elementales de recogida de datos, representarlas de forma gráfica y numérica y formarse un juicio sobre la misma.

O.MAT.8. Utilizar los medios tecnológicos, en todo el proceso de aprendizaje, tanto en el cálculo como en la búsqueda, tratamiento y representación de informaciones diversas; buscando, analizando y seleccionando información y elaborando documentos propios con exposiciones argumentativas de los mismos.

No me digáis que esto ya no es un planteamiento más concreto de lo que queremos conseguir. Por supuesto que sí.  Pero claro, me diréis que algunas personas necesitan un nivel más de concreción, que les siguen pareciendo los objetivos demasiados amplios y ... "vale, pero ¿realmente qué tengo que enseñar?  De este pensamiento surge el apartado contenidos, que es el apartado al cual, un número (por suerte decreciente) de docentes se agarra para plantear sus clases. Los contenidos pasan de ser una ayuda o una guía a ser la base fundamental de todo el proceso educativo.  Es más fácil pensar en términos de contenidos que en términos de objetivos, quizás por la tradición docente que tenemos (y también por la rendición de cuentas y clasificación del alumnado que tenemos que hacer y que, me temo, seguiremos teniendo que hacer). La pregunta ¿qué tengo que dar? debería cambiarse por ¿qué tengo que hacer para que logren...?

Para acabar con los objetivos, quiero recalcar que la mayoría de ellos están formulados en base a "ser competente" para desarrollar tareas complejas. ¿Competencias? Sí, competencias.  La competencia estriba en la capacidad para salir de atolladeros que se planteen, de salir victoriosos de los problemas que se encuentre nuestro alumnado en cualquier situación. El establecimiento de las competencias dentro del currículo, con una denominación específica y dividida en siete, que es lo que se desarrolla tras la última reforma pienso que se considera como una "cosa aparte" de los objetivos, y que se han relacionado, según mi pensamiento, de una forma errónea, con criterios de evaluación.

Y hablando de evaluación. Ciertamente, cuando se realiza cualquier acción hay que evaluar sus resultados. Si se han estado trabajando los objetivos, hay que conocer si se han logrado, cómo se han logrado y lo que falta por lograrse.  A partir de este pensamiento surgen los criterios de evaluación, los indicadores y los estándares. De estos tres aspectos,  uno es el importante, el otro lo es menos y el último lo considero una metedura de pata en términos docentes.

Y lo aclaro. El criterio de evaluación es el que me va a permitir conocer los logros del alumnado, es decir, lo que él o ella lleva recorrido para alcanzar el objetivo que nos hemos marcado. No debemos tomar el criterio como la fórmula infalible de castigar a un alumno o alumna por no haber alcanzado lo que de una forma "normativa" se haya marcado.

En la normativa andaluza, los criterios se han intentado hacer más concretos, y de dicha concreción aparecen los indicadores. Éstos no son más que la división en apartados más pequeños de los criterios. Es la misma fundamentación que se ha realizado desde los objetivos generales hacia los objetivos de área que antes vimos. Quede claro que no le quito valor a este trabajo, al contrario, un indicador nos puede ayudar a tomar conciencia de lo que se dice en el criterio, pero sin olvidar que la evaluación es criterial.

Un tercer apartado son los estándares de aprendizaje. Surgen a partir de la necesidad de homogeneizar al alumnado para la aplicación de unas pruebas que nos ratifiquen (a mi modo de pensar) que estamos a la altura de un informe de estos que dan a países un valor super alto o que puedan servir para comparar entre los diversos territorios autonómicos lo que se llama "el fracaso escolar". Si algo tienen de bueno dichos estándares es que nos pueden dar ideas en la evaluación por criterios si hacemos rúbricas o listas de cotejo. Véase las entradas dedicadas a ello en este blog durante el mes de octubre de 2017.

Tomando de nuevo como referencia la normativa andaluza, hay otro trabajo que ya desde la Consejería de Educación nos han realizado: El establecimiento de relaciones entre criterios o indicadores con las competencias. De este mapa relacional es de donde surge el establecimiento de los logros expresados en grados competenciales del alumnado. No quiero volver a repetirme en mi opinión expresada anteriormente sobre este tema.

Pausa. Respiramos profundamente y seguimos con el tema más gordo y más erróneo de todos: la calificación. Este apartado se entiende como una parte más de la evaluación, pero no quiero extenderme ahora en él ya que dedicaremos una entrada específica a dicho tema, al igual que a la evaluación. Sólo he querido dar unas pinceladas de lo que intentaré desarrollar después, y además, no forma parte del currículo, que os recuerdo que era el tema de hoy.

Resumiendo, y a modo de conclusión, hemos visto cuáles son las partes de nuestro currículo, para qué sirve cada una y os he expresado mi opinión (de la cual, únicamente yo soy responsable) sobre cada una de ellas.

Si os apetece, os emplazo para la siguiente entrada: "La programación como reflejo del currículo".

Y por cierto, gracias por llegar hasta el final.





















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