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domingo, 3 de diciembre de 2017

"Currículo abierto o currículo cerrado". Esa es una cuestión. (1ª parte)


Creo que cualquier persona que viva actualmente en España, ha "sufrido", de una manera o de otra alguna reforma educativa (o más de una), y me refiero como estudiante o como docente.

Pensemos que desde 1980 nuestra historia de leyes, aunque algunas no hayan entrado en vigor, ha sido la siguiente: La LGE (Ley General de Educación), LOECE (Ley Orgánica Reguladora del Estatuto de Centros Escolares), LODE (Ley Orgánica del Derecho a la Educación), LOGSE (Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo, LOCE (Ley Orgánica de Calidad de la Educación), LOE (Ley Orgánica de Educación), LOMCE (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa). Si sé contar, han sido siete, de las cuales dos llevan el nombre de "calidad".

En estos tiempos también estamos pendientes de una nueva ley/reforma educativa. Tras las últimas elecciones que se han celebrado, esperábamos un gran pacto educativo de los partidos políticos que aportaran frescura, nuevos rumbos, financiación correcta a lo que se legisla, etc. con la esperanza de que si se ponían de acuerdo esos partidos, los docentes íbamos a estar tranquilos ante nuevos cambios cada vez que se cambiara de partido gobernante.  Sabemos que una nueva ley implica un cambio, por ello, quiero aprovechar para aportar ciertas ideas que pueden hacer pensar (aunque sea para decir que son imposibles).

Mi visión global está basada en tres pilares, para mí fundamentales: El currículo, la evaluación y la metodología.

Esta entrada sobre dicha visión global quiero dedicarla al primer pilar: El currículo.

El currículo es el conjunto de todas aquellas cosas que una serie de personas piensan que hay que dar, trabajar, evaluar, calificar, … durante una etapa educativa. Además, se estructura en distintos apartados: criterios, objetivos, contenidos, indicadores, estándares,… con la necesaria calificación de los aspectos.

Hasta este momento, lo importante de los currículos (y sé que algunos no estarán de acuerdo conmigo) han sido los contenidos. Sé que los contenidos son importantes, pero no es lo más importante, además, la estructura de contenidos se ha realizado siempre en forma de ondas concéntricas, abarcando en cada avance lo anterior mas lo nuevo que se pretende que sepan. Eso hacía que cada nivel o que cada curso era un engrosamiento de contenidos, y que lo que se “veía” en tercero, se volvía a “ver” en cuarto, pero más aumentado. Y así durante toda la etapa. La evaluación quedaba tan debilitada que se convertía en una mera calificación y clasificación del alumnado mediante un número que partía de controles escritos (o exámenes) que eran un batiburrillo de todo y que “ofrecía” una nota final que no era nada real.

Creo que ha llegado el momento de hacer una primera propuesta: un currículo que no esté basado en contenidos exclusivamente.

Pero,...¡eso ya lo tenemos! – me diréis.

Efectivamente. La última reforma le da la importancia a los criterios de evaluación, y los contenidos pasan a ser un componente más de los mismos. (Ahora hace falta que los docentes nos quitemos la pesada carga de la importancia y exclusividad de los contenidos arrastrada con reformas y currículos anteriores).

Y, ¿entonces?

Lo que pasa es que este currículo “basado en criterios” es tan “encajonado” y tan cerrado en etapas, ciclos, etc., que vuelve a caer en los mismos fallos que si estuviese basado en contenidos. Es más, si miramos detenidamente los criterios para el primer ciclo de primaria, vemos que son distintos a los del segundo ciclo, y que establecer una relación criterial de continuidad a veces se hace difícil.

El actual currículo, por lo menos aquí en Andalucía, está establecido en algunos aspectos por normativa. La Consejería de Educación ya ha relacionado los criterios de evaluación con los objetivos, con los contenidos y con los indicadores. (Los estándares los ha dejado un poco ...”apartados”). Y ha establecido la relación para el ciclo completo, con lo que los centros tienen ahora un trabajo extra: secuenciar y ponderar, es decir, ver qué criterios se van a aplicar en el primer nivel del ciclo, en el segundo o en los dos.

No quiero alargarme más en algo que por ahora no tiene solución. Veremos en próximas reformas.

Sí propongo, en esta primera fase, un currículo lineal, no basado en contenidos, sino en la consecución de competencias para desarrollar “los talentos” que cada alumno o alumna tienen, pueden obtener o pueden desarrollar.

Y aquí tenemos otro problema: ¿currículo abierto?, ¿currículo cerrado?


Es necesario que aclaremos un poco esto, pero si me lo permitís lo hago en la siguiente entrada, Esta es ya demasiado larga y se va a convertir en un verdadero rollo inabordable.

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