Pues sí, querido lector o lectora. Siempre se ha dicho que cuando una persona critica algo porque no le parece todo lo correcto que debía, sería necesario que dicha persona haga unas propuestas que intenten solucionar (o al menos minimizar) ese problema que plantea.
Los que me conocen saben que soy un gran defensor de tener en cuenta las individualidades y personalidades de cada uno de nuestros alumnos y alumnas. El respeto a los tiempos propios de aprendizaje, y al conocimiento que se tenga de cada uno de los discentes es fundamental.
Si la normativa actual aporta los criterios de evaluación como la base fundamental desde donde partir, y en Andalucía nos remitimos a los indicadores, que son el desglose de esos criterios en algo más particular, (los criterios son más generales y abarcan aspectos más difíciles de evaluar), puedo proponer y propongo la primera idea: Hacemos rúbricas de los indicadores.
Una
rúbrica es la secuenciación, en grados de consecución, de los indicadores de evaluación. Se trata de desglosar cada uno de los indicadores en apartados que nos faciliten la evaluación del alumnado. En la orden de evaluación publicada se propone que para la valoración de las distintas competencias clave se haga una graduación en tres apartados: Iniciado, Medio y Avanzado. Pues mi primera propuesta es que hagamos rúbricas de cada uno de esos indicadores, y que siguiendo el ejemplo lo hagamos en tres grados, los mismos que se marcan para las competencias.
Si estamos de acuerdo en que evaluamos mediante rúbricas de indicadores, sabremos en cada momento (y sobre todo al finalizar una unidad didáctica) en qué grado de consecución del máximo que hayamos puesto con referencia a ese indicador está cada uno de nuestros alumnos o alumnas. Siguiendo mi rúbrica, y una vez que ya haya evaluado mediante los instrumentos que sean ese indicador que he estado trabajando, sé que mi alumno favorito está en un nivel avanzado y mi alumna favorita,... también.
Y ahora llegamos al gran problema: ¿Cómo califico a estas dos personas?
Aquí es donde hago mi segundas propuesta, la calificación está relacionada directamente con el grado conseguido por el indicador.
¿Cómo? No entiendo.
Intentaré explicarme.
Yo, en mi unidad didáctica he decidido que voy a evaluar en total cinco indicadores. He programado todo, realizado mi metodología (sobre todo he trabajado mediante un proyecto y han elaborado productos finales mediante algunos trabajos individuales y otros colaborativos) y llega la hora de calificar. A este alumno que ha estado trabajando y desarrollando sus capacidades lo evalúo mediante los instrumentos que haya previsto con una calificación que va de 1 a 3, dependiendo del grado que tenga. En algunos indicadores tendría un 1, en otros un 2 y en otros un 3. (El rango de notas puede ir desde un 5 hasta un 15). Si como ocurre, por obligación tengo que poner una calificación, me basta con hacer una regla de tres que contemple: "si 15 es igual a 10, la suma de la nota de los indicadores es igual a x". Por lo tanto, la peor nota sería un 3,33 y la mejor nota sería un 10. ( Para los curiosos y curiosas que como yo sean de letras, comentarles que para 5 indicadores la progresión sería:
5->3,33 ; 6->4,00 ; 7->4,67 ; 8->5,33 ; 9-> 6,00 ; 10->6,67 ;
11->7,33 ; 12-> 8,00 ; 13-> 8,67 ; 14-> 9,33 y para el 15 -> 10,00.
Con eso ya tendríamos conocimiento de exactamente cual es el nivel conseguido (nos lo da el grado) y tenemos una propuesta de calificación más o menos acorde a los niveles mencionados.
Hay hojas de cálculo y programas que hacen esto mismo. Conozco algunos que fácilmente pueden usarse, es más, se puede jugar con la ponderación de los indicadores para ajustar más la calificación si se quiere.
Como no quiero alargarme más hoy, dejamos el tema de la ponderación y de los instrumentos de evaluación para una nueva entrada. ¿Os parece?
jueves, 13 de julio de 2017
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